Grupos armados contrarios a Hamás aspiran a un papel futuro en el plan de paz para Gaza

Lucy Williamson
Corresponsal en Medio Oriente, Jerusalén

Yasser Abu Shabab/Facebook

Uno de las milicias más grandes, las Fuerzas Populares, opera cerca de la ciudad sureña de Rafah.

Se están planteando preguntas urgentes sobre una variedad de grupos armados que han surgido para combatir a Hamás en Gaza en los últimos meses.

Estos incluyen grupos basados en clanes familiares, pandillas criminales y nuevas milicias – algunas de las cuales están respaldadas por Israel, como admitió recientemente su primer ministro.

También se cree que elementos dentro de la Autoridad Palestina – que gobierna partes de la ocupada Cisjordania y es rival político de Hamás – están enviando apoyo en secreto.

Pero estas milicias – cada una operando en su propia área local dentro del 53% del territorio de Gaza actualmente controlado por fuerzas israelíes – no han sido incluidas oficialmente en el plan de paz del presidente estadounidense Donald Trump, que pide una Fuerza de Estabilización Internacional y una fuerza policial palestina recién entrenada para asegurar Gaza en la próxima etapa del acuerdo.

Una de las milicias más grandes está dirigida por Yasser Abu Shabab, cuyas Fuerzas Populares operan cerca de la ciudad sureña de Rafah.

En un video reciente en las redes sociales, su segundo al mando habla sobre trabajar en coordinación con la Junta de Paz – el organismo internacional que tendría la tarea de administrar Gaza según el plan.

Hossam al-Astal/Facebook

Hossam al-Astal lidera la milicia Fuerza de Ataque Antiterrorista cerca de Khan Younis.

Hossam al-Astal, quien lidera una milicia llamada Fuerza de Ataque Antiterrorista cerca de la ciudad sureña de Khan Younis, dijo esta semana a medios israelíes que “representantes estadounidenses” habían confirmado que su grupo tendría un papel en la futura fuerza policial de Gaza.

Un funcionario estadounidense dijo que no tenían nada que anunciar en este momento.

A principios de este mes, Astal sonrió cuando le pregunté si había hablado con los estadounidenses sobre el futuro y me dijo que compartiría los detalles pronto.

Le pregunté si esas conversaciones lo dejaron feliz.

“Sí”, dijo, con una gran sonrisa.

Hossam al-Astal

Un video compartido por Hossam al-Astal mostraba comida fresca entregada en la ciudad de tiendas que administra su milicia.

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Hossam al-Astal alguna vez trabajó para la Autoridad Palestina. Su grupo es pequeño – quizás decenas de combatientes – pero cada vez es más confiado y administra una ciudad de tiendas bien abastecida cerca de Khan Younis.

“Digamos que no es el momento adecuado para que yo responda esta pregunta”, sonrió Astal cuando le pregunté si Israel le estaba suministrando ayuda. “Pero nos coordinamos con el lado israelí para traer comida, armas, todo.”

Le pregunté cómo pagaba por eso.

“Gente de todo el mundo nos está apoyando”, respondió. “No todo es de Israel. Ellos dicen que Israel es el único que nos apoya y que somos agentes de Israel. No somos agentes de Israel.”

Me dijo que decenas de familias habían venido a vivir a su nuevo emplazamiento, justo dentro de la Línea Amarilla que marca el territorio actualmente controlado por Israel bajo el acuerdo de alto al fuego – y que cada semana llegaba más gente.

“Somos el próximo día para la nueva Gaza”, me dijo. “No tenemos problema en cooperar con la Autoridad Palestina, con los estadounidenses, con cualquiera que se alinee con nosotros. Somos la alternativa a Hamás.”

Pero muchos gazatíes – incluyendo aquellos desilusionados con Hamás – están descontentos con el nuevo poder dado a estos grupos armados pequeños y fragmentados.

“Solo un pequeño número de hombres que no tienen religión, fe ni ética se han unido a estos criminales”, dijo Saleh Sweidan, quien actualmente vive en la ciudad de Gaza. “El gobierno de Gaza nos gobernaba, y aunque había muchas cargas para los civiles, cualquier gobierno es mejor que las pandillas.”

“Estos grupos que cooperan con la ocupación [Israel] son lo peor que ha producido la guerra”, dijo Zaher Doulah, otro residente de la ciudad de Gaza. “Unirse a ellos no solo es peligroso, es una gran traición.”

Ashraf al-Mansi

Ashraf Mansi, líder del Ejército del Pueblo – Fuerzas del Norte, advirtió a Hamás en un video en octubre que no se acercara a las áreas del norte de Gaza donde operaba su milicia.

Montaser Masoud, de treinta y un años, me dijo que se había unido a la nueva ciudad de tiendas de al-Astal hace dos meses con su esposa y cuatro hijos, cruzando la Línea Amarilla de noche para evitar a Hamás y después de coordinar con las fuerzas israelíes.

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Pero dijo que sus familiares que se quedaron en áreas controladas por Hamás criticaron su decisión.

“Nos han estado acosando, diciendo que lo que hacemos está mal y no tiene futuro”, me contó. “Yo les digo que ellos son los que nos preocupan, porque viven fuera de la Línea Amarilla y cualquiera de Hamás podría esconderse cerca de ellos, y podrían ser bombardeados.”

Mientras hablábamos por teléfono, el sonido de fuertes disparos a su alrededor interrumpía repetidamente nuestra conversación.

“Es el ejército [israelí] cerca”, explicó. “Pero no es un problema porque sabemos que no somos el objetivo.”

Yasser Abu Shabab/Facebook

Yasser Abu Shabab lidera la milicia Fuerzas Populares con base en Rafah.

Varios grupos armados se oponen ahora a Hamás, con vínculos complejos y que se superponen.

El grupo de Abu Shabab, por ejemplo, es acusado de saquear camiones de ayuda enviados a Gaza durante la guerra, y informes en Israel también han sugerido que dos de sus miembros tienen vínculos anteriores con el grupo Estado Islámico (IS).

“¿Qué tiene de malo?”, dijo el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, el mes pasado en respuesta a la noticia de que su país había apoyado en secreto a grupos milicianos. “Es una cosa buena. Salva las vidas de soldados.”

Revelar esa información, dijo, “solo había ayudado a Hamás”.

El mayor general Anwar Rajab de la Autoridad Palestina dice que no puede haber una integración general de los grupos armados en la nueva fuerza policial de Gaza.

Netanyahu ha insistido en que Gaza no será gobernada ni por Hamás ni por su rival, la Autoridad Palestina.

Según el plan de paz estadounidense, un comité palestino no político y tecnocrático administrará Gaza a corto plazo bajo supervisión internacional, hasta que se completen las reformas de la Autoridad Palestina.

Sin embargo, un alto funcionario palestino ha rechazado las declaraciones de Astal de que sus combatientes formarán parte de la futura policía allí.

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El General Anwar Rajab, portavoz de las fuerzas de seguridad de la Autoridad Palestina, dijo a la BBC que no podría haber una integración general de hombres de los grupos armados de Gaza, algunos de los cuales están respaldados por Israel.

“Israel podría exigir la integración de estas milicias, debido a sus propias consideraciones políticas y de seguridad específicas,” dijo en una entrevista en la ciudad cisjordana de Ramallah. “Pero las exigencias de Israel no necesariamente benefician a los palestinos. Israel quiere continuar imponiendo su control de una u otra manera en la Franja de Gaza.”

La cuestión de qué pasará con las nuevas milicias en Gaza bajo una paz duradera todavía sigue sin respuesta.

La decisión de Israel de apoyar a los enemigos de su enemigo en Gaza es una señal de que no han aprendido de la historia, según Michael Milshtein, exjefe de asuntos palestinos para la inteligencia militar israelí.

“Este es el mismo riesgo que tomaron los estadounidenses en Afganistán hace 30 años,” dijo. “Apoyaron a los talibanes contra los soviéticos, luego los talibanes tomaron las armas que recibieron de los estadounidenses y las usaron contra ellos.”

Dijo que Israel ahora depende de grupos con pasados dudosos con la esperanza de que provean una alternativa política, social e ideológica a Hamas.

“Llegará un momento en que volverán sus fusiles – los fusiles que obtubieron de Israel – contra las FDI [Fuerzas de Defensa de Israel],” afirmó.

Aparte de ayudar a debilitar a Hamas, el apoyo de Israel a grupos armados podría facilitar la división de la oposición palestina contra Israel y mantener influencia dentro de Gaza una vez que sus fuerzas se retiren.

Algunos críticos dicen que armar a grupos locales dispares hará más difícil persuadir a Hamas de desarmarse y que fuerzas internacionales asuman el papel de garantizar la seguridad en Gaza.

Pero el riesgo para Israel es que los mismos grupos a los que ayuda a armar se convertirán un día en el nuevo enemigo al que se enfrente.

Hace cuarenta años, fomentó una organización islamista radical en Gaza para contrarrestar el creciente poder del líder palestino Yasser Arafat.

Esa organización se convirtió en Hamas.