Los ecologistas están indignados por los planes de reabrir una mina que ‘arrojará miles de millones de litros de agua tóxica’ en dos sitios del Patrimonio de la Humanidad de España.
La infame mina de Aznalcóllar, que causó la peor catástrofe ambiental de Andalucía hace 27 años, recibió autorización ambiental de la Junta para reanudar sus operaciones en julio de 2024.
Una coalición de grupos de presión, incluidos GreenPeace y WWF, está tratando urgentemente de bloquear este desarrollo.
Temen que se liberen asombrosos 85.5 mil millones de litros de agua tóxica en el río Guadalquivir durante el período operativo de 17 años de la mina si se reabre.
Tal descarga amenazaría a varios destinos turísticos populares en España, incluidos Sevilla, Cádiz y la Costa de la Luz.
“Esto contaminaría seriamente el río con metales pesados como arsénico, cadmio, plomo, zinc, níquel y selenio, desde Sevilla hasta Sanlúcar de Barrameda”, advirtieron los grupos.
Los organismos de control criticaron los estudios ambientales ‘lamentablemente inadecuados’ que dieron luz verde a la mina por ignorar las posibles consecuencias devastadoras para Doñana y las marismas del Guadalquivir, ambos tesoros de la UNESCO que atraen a miles de turistas anualmente.
A principios de este mes, alcaldes locales, agricultores, pescadores, asociaciones de consumidores y profesionales médicos se unieron a científicos y al Defensor del Pueblo Andaluz para exigir un comité de expertos independiente para evaluar los riesgos de contaminación.
Para empeorar las preocupaciones, los derechos mineros otorgados en 2015 a la empresa mexicana Minera Los Frailes para reabrir la polémica mina siguen bajo revisión judicial.
Un juicio que comenzó en marzo en el Tribunal Provincial de Sevilla incluso podría llevar a la revocación de esos derechos.
La coalición ambiental exige la suspensión de todas las autorizaciones mineras hasta que termine el juicio y la creación de una comisión independiente para evaluar los riesgos ambientales.
El desastre original de Aznalcóllar en 1998 liberó seis millones de metros cúbicos de lodo tóxico, contaminó 60 kilómetros del río Guadiamar y costó a los contribuyentes españoles más de 240 millones de euros en operaciones de limpieza.
La empresa responsable, la firma sueca Boliden, nunca cubrió estos costos.
El derrame consistió principalmente en lodo cargado de metales pesados y agua ácida que se había almacenado en el estanque de contención de la mina.
“Ese desastre sigue vivo en la memoria de Andalucía”, afirmaron los grupos ambientales mientras se acerca el aniversario del desastre de 1998 mañana (25 de abril).
“El río Guadalquivir no es solo una vía fluvial, es la columna vertebral de la identidad andaluza. El gobierno de Andalucía no debe fallar nuevamente”.
La coalición está compuesta por cinco destacados grupos ambientales: Amigas de la Tierra, Ecologistas en Acción, Greenpeace, SEO/BirdLife y WWF.
