GIBRALTAR ha querido tranquilizar a sus residentes asegurando que mantendrá control total sobre sus operaciones fronterizas bajo el nuevo acuerdo comercial y de movilidad entre el Reino Unido y la UE.
Esto surge tras las preocupaciones de que el sistema de ‘doble control’ implicaría la presencia de efectivos españoles en territorio soberano británico de Gibraltar —algo inaceptable para los negociadores.
No obstante, el gobierno gibraltareño ha insistido en que conservará "control COMPLETO sobre sus propios controles fronterizos en sus fronteras externas, como ocurre actualmente", según declaraciones oficiales tras el histórico acuerdo entre el Reino Unido y la Unión Europea.
Sin embargo, persisten dudas sobre la implementación práctica del acuerdo, especialmente en cuanto a quién estará realmente a cargo de los puestos de control y las operaciones de seguridad en las fronteras de Gibraltar.
El sindicato español JUPOL celebró el acuerdo pero advirtió que los agentes españoles deben mantener "control exclusivo" en los puntos de entrada de Gibraltar.
El sindicato dejó claro que no aceptará "ningún tipo de subterfugio que implique una transferencia de soberanía a Frontex u otros organismos internacionales", algo que considera competencia exclusiva de España.
Según el acuerdo, España se encargará de los controles de pasaporte en el puerto y aeropuerto de Gibraltar junto a las autoridades locales, estableciendo lo que los funcionarios llaman "controles fronterizos duales", cubriendo tanto los requisitos del territorio británico como del espacio Schengen.
Este esquema incluirá agentes de la Policía Nacional realizando controles de seguridad en los principales accesos al Peñón, lo que ha generado dudas sobre si esto cruza las líneas rojas de Gibraltar.
Bajo el nuevo sistema, los controles en la frontera terrestre con España desaparecerán por completo, permitiendo lo que las autoridades describen como "movimiento fluido" entre Gibraltar y su vecino español.
Este modelo replica el funcionamiento en los 29 países del espacio Schengen, donde los viajeros pueden moverse entre naciones sin trámites fronterizos.
Las autoridades destacaron que los residentes gibraltareños que han viajado entre Portugal y España ya están familiarizados con este sistema, donde no hay controles de pasaporte ni demoras al cruzar.
Crucialmente, el acuerdo mantiene controles entre Gibraltar y el Reino Unido, por lo que las nuevas medidas no afectarán directamente la seguridad fronteriza o políticas migratorias británicas.
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Los negociadores han calificado el acuerdo como una "solución equilibrada, pragmática y mutuamente respetuosa", que facilitará mayor libertad de movimiento para bienes y personas.
Según las autoridades, esto sentaría las bases para lo que llaman una "futura zona de prosperidad compartida", beneficiando tanto a Gibraltar como a la región del Campo de Gibraltar.
La soberanía británica sobre el Peñón se mantiene inalterada, según garantías oficiales. Los negociadores prometieron que esto quedará "abundantemente claro" en el texto final del tratado, disipando dudas que han persistido en discusiones previas.
Sin embargo, no todos celebran el acuerdo histórico.
El exministro español José Manuel García Margallo, antiguo crítico férreo de Gibraltar, tildó el pacto de "rendición total" y "renuncia absoluta" a la soberanía española.
"Somos el único país del mundo que no controla sus fronteras", declaró a El Confidencial, calificando el acuerdo como una "oportunidad perdida" para España tras el Brexit.
Margallo advirtió que "todas las empresas británicas que busquen establecerse en la UE post-Brexit irán a Gibraltar", consolidando al Peñón como puerta de entrada a Europa.
El exministro, en el cargo entre 2011 y 2016, rechazó argumentos sobre beneficios laborales para los 10.000 trabajadores españoles que cruzan diariamente, afirmando que "la cuarta economía del euro debería poder resolver eso".
El acuerdo llega tras años de complejas negociaciones post-Brexit, que dejaron en suspenso la relación de Gibraltar con España y la UE.
La economía gibraltareña, muy dependiente del comercio transfronterizo y mano de obra española, enfrentaba graves disrupciones sin un acuerdo.
Para los miles de trabajadores españoles y negocios gibraltareños que dependen del libre movimiento, el pacto promete restablecer la fluidez previa al Brexit.
No obstante, el diablo estará en los detalles cuando se publique el texto completo, especialmente en cuanto a la gestión operativa de las fronteras y quién asumirá realmente los controles de seguridad.
