El miércoles, durante un encuentro con veteranos de la guerra de Ucrania donde sirvieron té y pasteles, el presidente Vladimir Putin anunció que Rusia había probado un nueva arma.
“No hay nada parecido en el mundo,” dijo el líder ruso refiriéndose al Poseidón, un dron submarino con capacidad nuclear que puede ser lanzado como un torpedo y que, según un alto parlamentario ruso, podría “dejar enteros estados fuera de operación”.
Cuando fue revelado por primera vez en el 2018, los medios rusos dijeron que el Poseidón podría alcanzar una velocidad de 200 km/h y viajar en “una ruta que cambia constantemente”, lo que lo haría imposible de interceptar.
La declaración de Putin llega solo días después del anuncio de que Moscú había realizado una prueba del misil de crucero de propulsión nuclear Burevestnik, de “alcance ilimitado”.
Es “un producto único, sin igual en el mundo”, dijo Putin sobre el Burevestnik, señalando que el misil es tan nuevo que “aún tenemos que identificar qué es, a qué clase de armas pertenece”.
No es inusual que Rusia pruebe y alardee de sus armas.
Y, a pesar de la naturaleza estridente de los anuncios rusos, su valor militar es ambiguo.
“Básicamente son armas del Armagedón; demasiado poderosas para ser usadas a menos que estés dispuesto a destruir el mundo,” dijo Mark Galeotti, un experto en Rusia y observador de la política rusa desde hace mucho tiempo, a la BBC.
Tanto el Poseidón como el Burevestnik son armas de represalia, de segundo golpe, añadió el Sr. Galeotti, y ni siquiera los propagandistas más fervorosos del Kremlin sugieren que alguien esté preparándose para lanzar un ataque contra Rusia.
También está poco claro si estas armas son realmente viables.
En 2019, cinco ingenieros nucleares rusos murieron en una explosión de un motor de cohete que, según algunos expertos rusos y occidentales, estaba vinculada al Burevestnik.
Dos años más tarde, el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS), un grupo de expertos con sede en Londres especializado en conflicto y seguridad global, señaló que Rusia enfrentaba “desafíos técnicos considerables” para garantizar “el rendimiento fiable de la unidad de propulsión nuclear” del misil.
Ni el Poseidón ni el Burevestnik eran completamente novedosos; ambos fueron presentados por primera vez al mundo en 2018 como parte de una nueva serie de armas que Putin llamó “invencibles”.
Por lo tanto, podría ser el momento de los anuncios, más que su contenido, lo que es digno de mención.
Después de unos meses frenéticos de diplomacia tentativa por parte del presidente estadounidense Donald Trump para intentar llevar a Rusia y Ucrania a la mesa de negociaciones, parece que Trump ha enfriado su esfuerzo para poner fin a la guerra.
La semana pasada, la Casa Blanca canceló una cumbre entre Trump y Putin, aparentemente después de que el Secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, se diera cuenta de que la brecha entre las posiciones de Moscú y Washington era demasiado grande para que una reunión de alto nivel lograra resultados significativos.
No solo no hay sugerencias de más conversaciones, sino que poco después de cancelarse la reunión, Trump impuso sanciones a dos de las mayores productoras de petróleo de Rusia como castigo por el fracaso de Moscú en acordar un tratado de paz en Ucrania.
Y aunque su relación con el presidente ucraniano Volodímir Zelenski parece seguir siendo tensa, parece que Trump está irritándose con la intratabilidad de Moscú.
Así que Putin podría estar compitiendo por la atención de Trump.
“Frente a la actitud inconsistente de Trump, apoyando a Ucrania o simpatizando con Rusia, este es un elemento en el que Moscú tiene mejores cartas que Kyiv,” argumentó el Sr. Galeotti. “Así que, en ese contexto, [las pruebas de armas exitosas] tienen más que ver con mantenerlo pensando que Rusia es realmente poderosa.”
Otra pista podría venir del campo de batalla en Ucrania.
Tres años y medio después de que Rusia lanzara su invasión a gran escala de su vecino, sus tropas continúan avanzando lentamente, a un gran costo en vidas humanas y recursos, sin que se vislumbre un avance significativo pronto.
“Nos acercamos al final de la temporada de combates de verano en Ucrania y no ha ido muy bien para los rusos,” dijo David Heathcote, jefe de inteligencia de McKenzie Intelligence Services.
Los anuncios sobre el Burevestnik y el Poseidón deberían verse como un reflejo de la debilidad de sus fuerzas convencionales, dijo el Sr. Heathcote a la BBC.
Rusia no forma parte formalmente de alianzas militares que sirvan como disuasión si está en desventaja, y su ejército está ocupado y bajo presión en Ucrania.
En estos casos, dice el Sr. Heathcote, “los rusos siempre reaccionan con un ruido de sables innecesario y exagerado.”
Si bien la decisión de Moscú de anunciar públicamente las pruebas pudo haber sido influenciada por esto, parece que la afirmación ya tuvo el efecto tangible de provocar a Trump para que instruyera a su ejército a reanudar las pruebas de armas nucleares.
Trump justificó la movida como una forma de mantenerse a la par de otros países como Rusia y China.
“Con otros haciendo pruebas, creo que es apropiado que nosotros también lo hagamos,” dijo Trump, aunque probablemente tomará varios meses que EE.UU. reinicie las pruebas nucleares después de una pausa de 33 años.
La reacción del Kremlin a la declaración de Trump fue rápida.
Dmitry Peskov, portavoz de Putin, cuestionó si al presidente estadounidense le habían informado correctamente. Las pruebas rusas “no pueden interpretarse de ninguna manera como una prueba nuclear,” dijo Peskov.
Trump no elaboró sobre el tipo de pruebas que quería que EE.UU. reanudara.
Es probable, dijo Christopher Egerton del Instituto de Estudios Estratégicos (IIS), que la decisión de Trump fuera una respuesta directa a la prueba rusa del Burevestnik y que EE.UU. podría estar planeando realizar pruebas de vuelo similares de sus Misiles Balísticos Intercontinentales. Hola, buenos días.
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