Una asesora fiscal alemana, Inna Z., comparecerá este lunes ante el tribunal de Palma, donde se espera que se confirme un acuerdo con la Fiscalía por un fraude de siete cifras y por haber fingido su propia muerte.
La mujer, de 51 años, era asesora fiscal de una empresa energética alemana con intereses en Mallorca. En 2020, se descubrió que fondos destinados al pago de impuestos habían sido desviados. Fue imputada y debía presentarse ante el juzgado el 2 de noviembre de ese año.
El tribunal recibió un correo electrónico enviado por su hermana. En él, se afirmaba que había fallecido en un accidente de tráfico en Rostock, Alemania. Aportaron un certificado de defunción, pero se contrató a una agencia de detectives por sospechas de que todo era falso. La agencia descubrió que seguía activa en redes sociales: o alguien la suplantaba, o seguía viva.
Los investigadores descubrieron que vivía en una finca de lujo en Santa Ponça, se había cortado el pelo y cambiado su color para alterar drásticamente su apariencia. Centraron su búsqueda en su perro, un gran caniche, una raza poco común en Mallorca. Rastrearon zonas de Andratx y Calvià, donde sospechaban que se escondía. Finalmente, avistaron a un hombre paseando a un caniche gigante que coincidía con imágenes publicadas en redes. Lo siguieron hasta la propiedad en Santa Ponça.
La agencia envió un informe a la Guardia Civil. Al registrar la finca, hallaron documentos falsificados y fue detenida.
La Fiscalía estimó el fraude en seis millones de euros. Ella devolvió 1,5 millones. Con este reembolso y tras admitir el fraude y la muerte fingida, no irá a prisión. Tampoco su hermana Anna, quien envió el correo al tribunal.
