Foodwatch advierte que los snacks infantiles más populares pueden contener un exceso de azúcar.
Créditos: spass, Shutterstock
Sería aconsejable que los progenitores examinaran con mayor detenimiento el contenido de las loncheras de sus hijos.
La organización de defensa de los consumidores Foodwatch acaba de denunciar públicamente a diez conocidos lácteos dirigidos al público infantil, acusando a las marcas responsables de engañar a las familias mediante alegaciones saludables falsas.
En la lista figuran productos de gran consumo como Babybel Mini Rolls, Petits Filous, yogures Smarties, Danonino, Kiri Goûter, Nesquik Petit, P’tite Danette y P’tit Louis. Según Foodwatch, ninguno cumple con los criterios nutricionales para niños establecidos por la Organización Mundial de la Salud.
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«Ninguno de estos productos desequilibrados supera el test de criterios nutricionales de la OMS», declaró el grupo en un comunicado difundido esta semana.
De acuerdo con Foodwatch, estos lácteos pueden aparentar ser inofensivos e incluso nutritivos, pero en realidad están cargados de azúcares e ingredientes ultraprocesados. La organización sostiene que contribuyen a malos hábitos alimenticios y fomentan el aumento de la obesidad infantil y sus patologías asociadas.
La agencia de salud Santé Publique France ha advertido en repetidas ocasiones que el consumo excesivo de estos alimentos ultraprocesados incrementa el riesgo de padecer diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares e incluso algunos tipos de cáncer en etapas posteriores de la vida.
Colores llamativos, personajes animados y promesas de salud engañosas
Lo que molesta a Foodwatch no es solo el contenido del envase, sino también la estrategia de venta.
Muchos de estos productos presentan un embalaje colorido, mascotas de dibujos animados y juegos, todo diseñado para captar la atención de los niños. No obstante, el verdadero ardid, según el grupo, reside en que también se dirigen a los padres, tranquilizándolos con eslóganes como «rico en calcio» o «contiene vitamina D para el crecimiento óseo».
«Estos productos no son saludables, sin embargo, se comercializan como si lo fuesen», alertó Foodwatch.
Se trata de una estrategia demasiado habitual en los lineales de los supermercados, donde los envases llamativos y las etiquetas con mensajes positivos pueden encubrir fácilmente unos nivels elevados de azúcar. Y mientras que el envase transmite una sensación de salubridad, el contenido nutricional cuenta una historia muy distinta.
La demora gubernamental genera frustración
Esta última advertencia se produce en un contexto en el que Francia sigue sin publicar una estrategia nacional sobre alimentación, nutrición y clima, anunciada hace más de dos años.
Dicho plan debería incluir la prohibición de publicitar alimentos poco saludables dirigidos a niños, medida que aún no ha sido implementada.
Foodwatch, junto con más de un centenar de organizaciones, ha instado al gobierno a actuar. No obstante, según el grupo, el gobierno saliente ha dado marcha atrás, prefiriendo confiar en la autorregulación voluntaria de las empresas alimentarias, un sistema que «no funciona», tal y como ya ha señalado la propia agencia de salud pública de Francia.
Para impulsar un cambio, Foodwatch ha lanzado una petición en línea que exige una normativa más estricta sobre la publicidad de alimentos infantiles. Hasta la mañana del martes, la campaña ya había recabado cerca de 68.000 firmas.
Una lucha por un etiquetado honesto y la salud infantil
Para Foodwatch, el objetivo es simple: proteger a los niños del marketing engañoso y de las trampas ocultas del azúcar.
La organización afirma que continuará presionando tanto al gobierno como a la industria alimentaria hasta que se establezcan normas más rigurosas y basadas en la evidencia científica.
Los expertos en salud pública coinciden en que abordar este problema va más allá de reformular unas cuantas recetas; se trata de poner fin a la cultura de vender comida basura como si fuese saludable.
Porque, al fin y al cabo, como señala Foodwatch, los padres merecen honestidad * y los niños merecen una alimentación mejor.
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