Una valiente defensora de los derechos de los animales ha solicitado un préstamo personal para salvar de el matadero a uno de los últimos caballos de tiro de Málaga.
Anne Blitz, originaria de Francia, declaró sentirse “muy ilusionada”, aunque admitió que fue una “decisión difícil” contraer una deuda para rescatar al animal de una muerte segura.
Su asociación, Burrito y Caballo Libre, ya ha conseguido asegurar tres de los antiguos caballos de carruaje. Uno fue adquirido por el colectivo, otro por una amiga, y la propia Blitz solicitó el préstamo para comprar el tercero.
Anne Blitz durante una campaña
Se prevé que el trío llegue en los próximos días al santuario A Better Life 4 Horses, propiedad de la danesa Signe Frossle, asumiendo Blitz los gastos de transporte.
El nuevo caballo de Annie era uno de los más de sesenta que quedaron sin función después de que el Ayuntamiento de Málaga prohibiera abruptamente los carruajes de caballos la semana pasada.
Desde la prohibición, varios santuarios se han apresurado a realojar a los animales. Un esfuerzo de rescate coordinado por Frossle y Concordia, responsable de Todos los Caballos del Mundo, ya ha logrado ubicar a doce.
La mayoría de los animales ya han encontrado nuevos hogares, pero dos ejemplares jóvenes permanecen sin reclamar. Ambos tienen una edad idónea de cinco años y conllevan lo que Frossle describió como un precio “muy elevado” de 6.000 euros por el par.
El alto coste de los caballos restantes ha hecho casi imposible garantizar su futuro, alimentando el temor de que puedan ser vendidos para trabajar en otras ciudades como Sevilla, donde ya se han enviado dos antiguos caballos de Málaga para arrastrar carruajes turísticos bajo un calor sofocante.
Caballos de tiro en sus cuadras
Blitz está haciendo un llamamiento al público para que ayude a salvar a los dos caballos restantes de un destino similar.
Su activismo se extiende más allá de los caballos. La militante francesa lleva tiempo luchando por el bienestar de los burros de trabajo de Mijas, organizando protestas y pidiendo el boicot al polémico servicio de “taxi-burro” del pueblo, el cual ha enfrentado repetidas acusaciones de maltrato animal.
Aboga por que el servicio sea reemplazado por otras formas de transporte y sostiene que “hoy en día, el maltrato animal no puede continuar y no debemos aceptarlo”.
No obstante, por ahora su atención se centra en los dos caballos que quedan en Málaga, cuyos futuros aún penden de un hilo, mientras los activistas y santuarios compiten por recaudar fondos suficientes antes de que sea demasiado tarde.
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