El próximo lunes 15 de septiembre, una mujer de Oviedo, en el norte de España, celebrará su quincuagésimo tercer cumpleaños. Su nombre es Letizia Ortiz. ¿Y por qué debería importarnos?
Pues, porque es la Reina de España.
Lo primero que cabe señalar es que las españolas no adoptan el apellido de su marido. Al contraer matrimonio, conservan su apellido de soltera.
En segundo lugar, Letizia es divorciada. Se casó con un hombre en 1998, cuando tenía 26 años. El matrimonio se disolvió un año después. Hubo un tiempo en el que haber tenido una relación fallida era un impedimento para ser reina (¿recuerdan a Wallis Simpson?). Sin embargo, las casas reales europeas se adaptan a los nuevos tiempos.
La tasa media de divorcios en Europa es actualmente de uno por cada quinientas personas, o más de la mitad de todos los matrimonios, y España se sitúa precisamente en esa cifra. Todos sabemos, por experiencia propia, que el divorcio es un hecho cotidiano en el mundo actual.
Letizia Ortíz Rocasolano nació en Oviedo el 15 de septiembre de 1972. Formada como periodista, dio el salto a la televisión siendo joven. En la década de 1990, se consolidó como una ‘cara’ nacional al presentar la versión española de la CNN. No es solo agraciada –aunque nadie puede negárselo–, sino que además posee un Máster en Periodismo Audiovisual.
Dado que Letizia es asturiana, fue la presentadora ideal para cubrir el desastre del Prestige (en 2002, un barco se hundió frente a la costa del norte de España, derramando miles de toneladas de petróleo crudo al mar: la consiguiente contaminación devastó las industrias turística y pesquera españolas). Y debido a que habla inglés con fluidez, fue enviada a Nueva York para informar sobre los ataques del 11-S a las Torres Gemelas.
El 1 de noviembre de 2003, la Casa Real anunció que el Príncipe de Asturias (el equivalente español al Príncipe de Gales) se iba a comprometer. Fue en 2004 cuando Letizia se casó con Felipe de Borbón, heredero del trono español.
La boda tuvo lugar el 22 de mayo de 2004. Se evitó el escándalo porque la anterior incursión de Letizia en el matrimonio había sido por lo civil, y la Iglesia Católica determinó que era ‘virgen’ y libre de casarse con el futuro rey.
De esta unión han nacido dos hijas: Leonor (que pronto cumplirá 20 años y es la heredera al trono) y Sofía, dos años menor.
Letizia asumió sus deberes reales inmediatamente y con entusiasmo. Para que no se la viera como un ‘adorno’, una esposa bonita que seguía al príncipe, el Palacio le asignó un programa propio en 2006. Suele representar buenas causas, como los derechos de los niños, la erradicación de enfermedades y la educación en general.
El 19 de junio de 2014, Felipe sucedió a su padre en el trono y Letizia se convirtió en Reina de España. Ninguna otra reina española había nacido plebeya.
Ya sea porque la Casa de Borbón acepta que las mujeres ahora son iguales, o porque Letizia es mediática y buena en su papel real, se le ha concedido cada vez más libertad para realizar visitas internacionales por su cuenta.
¿Qué sería de la realeza sin un escándalo?
En la primavera de 2016, la prensa española comenzó a acusar a la reina de corrupción, o algo peor. Un banquero llamado Javier López estaba siendo investigado por fraude, y Letizia le envió un mensaje de texto que decía: “Besos, compañero de yoga; ¡te echo de menos!”. Los periódicos disfrutaron de lo lindo.
Quienes critican a la familia real española (y son muchos) han tachado a Letizia de ‘bimbo’, afirmando que viste mucha ropa bonita y a la moda y hace poco más. El caso en su contra se reforzó en 2022 cuando se le diagnosticó un “Neuroma de Morton”, una afectación en los dedos del pie asociada al uso excesivo de tacones altos.
Pero Letizia parece haber vencido a sus detractores. El 3 de noviembre de 2024, se produjo una situación incómoda cuando los reyes fueron a Valencia para hablar con políticos y ciudadanos sobre las recientes inundaciones. Cuando los valencianos se mostraron hostiles y muy vocales contra los ‘ricos acomodados’ que no entendían nada, los representantes electos se esfumaron rápidamente. Letizia se quedó y escuchó las quejas del pueblo. Obtuvo mucho crédito por ello –y aún más cuando, un mes después, regresó para preguntar cómo sobrellevaban la situación las víctimas.
¿Aprovechadora de oportunidades mediáticas o la inteligente cara de la realeza en el siglo XXI? Juzguen ustedes mismos.
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