Según sus hijos, transcurrieron 47 minutos hasta que llegó una ambulancia, después de que las autoridades decidieran enviar una desde Orihuela en lugar de desde Beniel, que estaba más cerca.
La familia de Antonio Morales, un bombero jubilado de 73 años, prepara una denuncia penal tras su fallecimiento a consecuencia de un accidente ciclista en La Vereda del Reino, una vía que marca la frontera entre Murcia y Alicante.
El 10 de septiembre, Morales impactó contra un bache profundo, perdió el control de su bicicleta y chocó contra una farola, sufriendo lesiones torácicas y en el hombro. Un anciano que pasaba por el lugar alertó a los servicios de emergencia en cuestión de minutos, pero la ubicación del siniestro —en un tramo en disputa entre Beniel (Murcia) y Orihuela (Alicante)— generó confusión sobre qué servicio autonómico debería responder.
De acuerdo con la versión de sus hijos, la demora de 47 minutos se debió a que las autoridades optaron por enviar una ambulancia desde Orihuela en vez de desde la localidad más cercana, Beniel. El vehículo se vio además retrasado por desvíos causados por las obras del AVE, y cuando finalmente llegó, solo iba equipado con un conductor y un técnico, no con una unidad completa de Soporte Vital Avanzado con médico.
Morales llegó al Hospital Vega Baja más de una hora después del choque y falleció poco después de su ingreso por un paro cardíaco, existiendo la posibilidad de un neumotórax que deberá confirmar la autopsia.
Sus hijos —Antonio, Raúl e Irene— sostienen que la muerte de su padre era evitable, aludiendo a los convenios de cooperación entre Murcia y Valencia que estipulan la movilización de la unidad de emergencias más próxima. Han solicitado las grabaciones de las llamadas, las imágenes de seguridad y una aclaración institucional.
La Consejería de Salud ha abierto una investigación. Para la familia, el caso refleja un fracaso trágico de la coordinación, la burocracia y la rendición de cuentas en la atención urgente transfronteriza.
