Medicaid fue destinado a ser la solución. Luego llegó la Ley del Cuidado de Salud a Bajo Precio. Pero mientras la tasa de personas no aseguradas en América ha alcanzado mínimos históricos, la carga financiera sobre los pacientes sigue aumentando.
Según las estimaciones más recientes, 26 millones de estadounidenses siguen sin seguro, la mitad del número antes de la ACA, sin embargo, los pacientes sin seguro pueden representar casi el 40% de los dólares adeudados a los hospitales. A pesar de la cobertura ampliada a través de Medicare, Medicaid y la ACA, persisten brechas, dejando a millones sin seguro o subasegurados. Como resultado, los hospitales están viendo una parte creciente de sus ingresos ligados a pacientes que luchan por pagar, lo que lleva a facturas impagas que impactan tanto a individuos como a proveedores de atención médica.
Para la industria de la salud, esta crisis no se trata solo de riesgo financiero, sino de confianza del consumidor. Cuando los pacientes no pueden pagar la atención, se desvinculan, a menudo convencidos de que el sistema no está diseñado para ellos. Y cuando la confianza se erosiona, también lo hacen los resultados, porque las personas que no confían en el sistema son menos propensas a buscar atención. Las sorpresas en las facturas, los precios opacos y los costos inasequibles envían un mensaje claro: “Estás solo”.