Expresidentos británicos en España: menos pensión por el presupuesto del Reino Unido, pero vacaciones más baratas en Mallorca

A medida que el polvo se asienta sobre el presupuesto, todo apunta a que algunos expatriados británicos residentes en Mallorca y en el conjunto de España sufrirán un menoscabo en sus pensiones. Si bien la creciente inflación y el coste de la vida en lugares como Mallorca ya están apretando a los jubilados, las modificaciones en las pensiones anunciadas en el presupuesto del miércoles podrían ahondar dicha presión para muchos.

El gobierno británico ha anunciado que eliminará el acceso a las contribuciones voluntarias de la seguridad social de clase 2 para los expatriados, con el fin de impedir que accedan a la pensión estatal del Reino Unido a un coste reducido. Asimismo, esto suscita interrogantes para aquellos que mantienen Cuentas de Ahorro Individual (ISA) mientras residen en el extranjero, lo cual ha llevado a algunos expatriados a replantearse la estructuración de sus futuros planes de repatriación.

El cambio entrará en vigor a partir del 6 de abril del próximo año, junto con una ampliación a diez años del requisito inicial de residencia o contribuciones. El gobierno argumentó que esta medida “pondrá fin a la posibilidad de que quienes viven en el extranjero adquieran acceso económico a la pensión estatal británica”. Actualmente, los expatriados pueden solicitar la pensión estatal del Reino Unido abonando contribuciones voluntarias de clase 2 para cubrir lagunas en su historial. Por lo general, para cualificar se debe haber estado empleado o ser trabajador autónomo en el Reino Unido antes de marcharse y haber residido allí un mínimo de tres años. Pero, a partir de abril próximo, los ciudadanos británicos en el extranjero generalmente solo podrán abonar las contribuciones voluntarias de clase 3, considerablemente más caras, para completar su historial de pensión estatal, y únicamente si cumplen con el nuevo requisito de diez años de residencia o contribuciones iniciales.

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La industria turística británica, por su parte, no se ha pronunciado al respeto hasta el momento. Durante la convención de ABTA en Magaluf, Calviá, el mes pasado, los líderes del sector dejaron claro que no deseaban que el presupuesto afectara a la industria turística en modo alguno.

No obstante, el mercado interno británico parece dispuesto a introducir un nuevo impuesto turístico sobre las “pernoctaciones”, lo que significa que las tarifas hoteleras se incrementarán y, por ende, aumentará el coste de las vacaciones en el propio país. Esto podría conllevar a que más británicos opten por destinos en el extranjero, dado que resultarán más económicos. Por tanto, como ya avanzó el Bulletin el mes pasado, es posible que el presupuesto suponga un impulso para los touroperadores británicos.