Explicado: El escándalo de los currículums falsos en España — por qué los políticos evitan consecuencias por mentir sobre sus títulos

Numerosas dimisiones y revisiones de currículos han sacudido la política española este verano, exponiendo una falta sistémica de supervisión al verificar los antecedentes educativos de los funcionarios electos.

Al menos tres políticos han renunciado en las últimas semanas tras descubrirse que mintieron o exageraron detalles en sus biografías oficiales, mientras que otros han editado rápidamente sus perfiles públicos.

Lo que comenzó con una renuncia de alto perfil se ha convertido en un problema político que afecta a múltiples partidos, planteando interrogantes sobre transparencia y rendición de cuentas en la política española.

Un escándalo en crecimiento

La ola más reciente de controversia comenzó a fines de julio, cuando Noelia Núñez, figura emergente del Partido Popular (PP), se vio obligada a dimitir tras hallar inconsistencias en tres versiones distintas de su CV publicadas en diversos sitios web.

(Imagen: Noelia Núñez – EFE/Juan Carlos Hidalgo)

Hablía afirmado tener una doble titulación en Derecho y Administración Pública, además de un grado en Filología Inglesa. En realidad, no había completado ninguno de estos estudios.

Le siguieron dos dimisiones más: José María Ángel, veterano socialista (PSOE) y comisionado del gobierno valenciano, e Ignacio Higuero, exmiembro de Vox que ocupaba un alto cargo en la Junta de Extremadura bajo el PP.

Ambos habían inventado títulos en sus perfiles oficiales.

Sin embargo, al intensificarse el escrutinio, quedó claro que no eran casos aislados. De hecho, cada vez más políticos han editado sus currículos para eliminar titulaciones no verificadas, a veces años después de incluirlas.

Lo que (no) dice la ley

Según la ley española, cualquiera puede postularse para cargos electos, independientemente de su formación académica. Este principio de sufragio pasivo universal garantiza que los puestos políticos estén abiertos a todos, sin importar su nivel educativo.

LEAR  Exconcejal del PP, entre los detenidos en el escándalo de los burdeles de Málaga: El funcionario "ofrecía asesoría fiscal para ayudar a blanquear millones" mientras decenas de mujeres eran forzadas a "trabajar" 24 horas al día.

Aunque esto protege el acceso democrático, tiene un fallo fundamental: no hay un mecanismo oficial para verificar la veracidad de los CVs presentados por diputados o representantes regionales. Se les pide firmar una declaración jurada, pero no existe un sistema que confirme sus credenciales.

A nivel nacional, los diputados del Congreso no están obligados ni siquiera a usar un formato estandarizado para presentar su historial académico o profesional. Algunos detallan su trayectoria; otros solo escriben "Licenciado en Derecho" sin más. En muchos casos, no hay verificación.

Para altos cargos, como ministros o funcionarios de élite, hay normas más estrictas: la Oficina de Conflictos de Intereses puede exigir documentos que respalden los CVs, pero esto solo aplica a nombramientos del Consejo de Ministros. No cubre a la mayoría de los funcionarios electos.

¿Quiénes han sido descubiertos?

Varios casos recientes ilustran lo común que se ha vuelto esta práctica:

  • Javier Sendra, alto cargo del gobierno valenciano y aliado del presidente regional Carlos Mazón, incluyó un "Máster en Dirección Ejecutiva" en su CV. En realidad, era un curso de 140 horas impartido por una escuela de negocios privada.
  • Pedro Rollán, presidente del Senado, afirmó durante años tener un diploma y máster de una escuela de marketing no autorizada para emitir títulos oficiales. Esos títulos han desaparecido de su perfil oficial.
  • Xavier García Albiol, alcalde del PP en Badalona, fue descrito como "licenciado en Derecho". Su biografía actualizada ahora admite que solo obtuvo un grado moderno, cursado a distancia.
  • Ana Millán, vicepresidenta de la Asamblea de Madrid, se presentó repetidamente como "graduada en Ciencias Políticas", aunque nunca obtuvo tal título.

    En todos estos casos, los funcionarios han resistido los llamados a dimitir, argumentando errores por "confusión" o materiales desactualizados. En cambio, la dimisión de Núñez fue retratada por su partido como un gesto de "integridad", a pesar de haber falseado sus títulos durante años.

    ¿Por qué importa?

    Falsificar credenciales puede tener consecuencias graves, especialmente cuando facilitan el acceso a cargos públicos, influyen en votantes o otorgan legitimidad a un representante electo.

    (Imagen: José María Ángel – Generalitat Valenciana)

    En el caso de José María Ángel, la Agencia Valenciana Antifraude concluyó que un certificado universitario falsificado pudo ayudarle a ascender como funcionario. La Fiscalía Anticorrupción investiga el caso.

    Los escándalos también han revelado opacidad: eldiario.es reportó que al menos 20 altos cargos valencianos incumplían las leyes de transparencia al no publicar pruebas de sus títulos. El hallazgo generó un estado de "pánico", con funcionarios buscando documentos urgentemente.

    Un problema transversal

    Aunque la mayoría de los casos expuestos involucran al PP, el problema no se limita a un solo partido. El PSOE y Vox también han enfrentado renuncias y acusaciones.

    El PP intentó marcar distancia forzando la dimisión de Núñez y editando CVs discretamente. El PSOE aceptó la renuncia de Ángel pero acusó al gobierno valenciano de politizar la Agencia Antifraude. Vox, por su parte, guardó silencio mientras exmiembros como Higuero se desvinculaban.

    Mientras, no hay consecuencias reales para quienes mienten en sus CVs: ni investigaciones oficiales (salvo sospecha de fraude), ni multas, y, frecuentemente, ni dimisiones.

    El panorama general

    Nada de esto es nuevo.

    El primer caso mediático de CV falso en España se remonta a los 80, con Luis Roldán, entonces director de la Guardia Civil y miembro del PSOE, que afirmó tener varias titulaciones y un máster. Ni siquiera había terminado el bachillerato.

    (Imagen: Luis Roldán – EFE/José Asenjo)

    Condenado por malversación, Roldán simbolizó una era de corrupción y sentó un precedente temprano del abuso de títulos académicos en política.

    Cuarenta años después, el sistema sigue siendo vulnerable, como en 2018 con la expresidenta madrileña Cristina Cifuentes (PP), acusada de obtener fraudulentamente un máster sin asistir a clases en la Universidad Rey Juan Carlos.

    (Imagen: Cristina Cifuentes en la Asamblea de Madrid)

    Renunció al mes siguiente.

    Mientras no se hagan verificaciones obligatorias y se apliquen las leyes de transparencia, los políticos seguirán exagerando logros sin temor a consecuencias.

    Con el calor estival, el escándalo persiste. No está claro si habrá cambios reales o si la política española volverá a la bruma habitual de espejismos y ambigüedad.

    (Fuente: The Olive Press)