Excelencia criminal: el regreso del cine de delitos de alta gama

Está claro que, al ver las nuevas películas de este otoño, está ocurriendo una especie de ola criminal. Ya sea acogedora o brutal, de crímenes reales o ficción, llena de escenas forenses y gente con trajes anti-hazmat saliendo de apartamentos destrozados, o con actores de personajes de ojos brillantes probando pastel y haciendo que la policía parezca tonta, o con mujeres solitarias y elegantes amenazadas por un misterio criminal que solo ellas pueden resolver… el crimen está en todos lados, y demuestra que es una apuesta segura en el cine.

A los aficionados de los podcasts de true crime y casos sin resolver se les está atendiendo, igual que a los amantes de misterios de asesinato refinados y a quienes disfrutan de un giro cómico y sofisticado sobre el crimen en un ambiente de lujo o de clase trabajadora. Las plataformas de streaming han demostrado que los documentales sobre crimenes obtienen vistas, y la televisión terrestre ha permitido desde hace mucho que el drama esté dominado por el crimen. El cine ahora está tomando la idea.

Hay propuestas apetitosas como *The Woman in Cabin 10*, adaptada del bestseller de Ruth Ware, con Keira Knightley como una escritora de viajes solitaria en un lujoso crucero que está convencida de haber visto a alguien ser lanzado por la borda pero no encuentra forma de probarlo. El veterano director de comedias sentimentales Chris Columbus ha adaptado la novela superventas de Richard Osman, *The Thursday Murder Club*, con Helen Mirren, Celia Imrie, Ben Kingsley y Pierce Brosnan como los excéntricos residentes de una comunidad de jubilados británica que, con ingenio indomable, resuelven crímenes que han dejado a la policía uniformada rascándose la cabeza.

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Pero directores de gran peso también nos dan películas con un toque criminal. Darren Aronofsky ha cambiado los temas sensibles sobre la imagen corporal de su anterior película *The Whale* para hacer *Caught Stealing*, basada en el bestseller de culto de Charlie Huston, con Austin Butler como un ex jugador de béisbol en Nueva York que se mezcla con el bajo mundo criminal de la ciudad.

Paul Thomas Anderson está a punto de darnos lo que promete ser una fantasia paranoica de comedia negra sobre todo tipo de crímenes, con *One Battle After Another*, protagonizada por Leonardo DiCaprio, inspirada en la novela *Vineland* de Thomas Pynchon.

Quizás la propuesta de autor más sorprendente sobre crimen este otoño es la fascinante *The Mastermind* de Kelly Reichardt, con Josh O’Connor. Esta cineasta famosa por su quietismo y realismo ahora ha creado su propia versión intrigante del drama de atracos. No es *Ocean’s Eleven*, pero en su ordinaria intimidad, su detalle ambiental pausado y su observación minuciosa, es extrañamente absorbente. O’Connor interpreta a un desertor de la escuela de arte y perdedor en los años 60 en Massachusetts que cree que puede pagar a un par de matones y un conductor para que le ayuden a robar cuatro pinturas de un museo, habiendo establecido ya, en una escena inicial de nervios discreta, que puede robar objetos de una vitrina sin que nadie se de cuenta. Pero termina teniendo que escapar el mismo de forma caótica.

Por contraste, está la grandilocuencia de Spike Lee, quien ofrece su propia versión personal y desafiante del noir de 1963 de Akira Kurosawa *High and Low* – inflando el remake con superlativos en el título, *Highest 2 Lowest* – con Denzel Washington como un productor musical importante cuyo ahijado es tomado por error por secuestradores. Una inverosímil secuencia de suspenso en un tren de metro de Nueva York tiene ecos de ese clásico del crimen de los 70 *The Taking of Pelham 123*, y la pura audacia y amplitud de la película es extremadamente disfrutable, aunque quizás a los puristas del cine japonés no les gustará.

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Derek Cianfrance es un director asociado con el romance y la complejidad emocional realista, pero él también ha sucumbido al atractivo sucio del true crime con *The Roofman*, protagonizada por Channing Tatum como Jeffrey Manchester. En los años 90, Manchester se convirtió en un antiheroe de la cultura pop estadounidense para algunos, apodado “The Roofman” por la prensa por su costumbre de entrar a sucursales de McDonald’s por el techo en la noche, esconderse en los baños y luego, a la hora de apertura, salir y robarle a todos. La película promete ser parte de esa variante de crimen de comedia negra al estilo de los 90 que está demostrando ser popular otra vez.

Y aparte de estos largometrajes de prestigio, está el regreso de la exitosa serie de películas de crimen de Rian Johnson, *Knives Out*, que le dio a Daniel Craig una franquicia justo cuando había dejado de ser James Bond. Regresa como el detective ingenioso Benoit Blanc en *Wake Up Dead Man: A Knives Out Mystery*, que tiene un tema religioso y el mismo tono ágil e irónico. El título podría ser un tributo juguetón al valor de uno de sus actores: Jeremy Renner, haciendo su primera película desde su experiencia cercana a la muerte al ser atropellado por una quitanieves en 2023.

Parece que el crimen viene en muchos sabores.