Evan Dando se arremanga la camisa y señala una línea de pequeñas marcas en su antebrazo, cicatrices leves de décadas de adicción a la heroína. “Tarda mucho en salir buenas huellas de jeringa,” dice. “Lo haces durante años y piensas: No puedo parar aún. Quizás mi piel es especialmente dura, pero apenas se ven ahora. ¿Para qué fue todo eso, eh?” Sonríe y suelta una risa ronca. “¡Es broma!”
Dando, que fue un ídolo del indie y figura principal de la banda de rock alternativo de los 90, The Lemonheads, tiene bastante buena pinta para un hombre que ha tomado todas las drogas existentes desde los 14 años. El compositor de temas tan alabados como ‘It’s a Shame About Ray’ y ‘My Drug Buddy’, Dando también es conocido como el quemado más famoso del rock, una estrella que parecía tenerlo todo y lo tiró por la borda. Es cálido, con un carisma torpe y completamente sin filtros. Nos encontramos a la hora del almuerzo en las oficinas de sus editores en Clerkenwell, en el centro de Londres, donde se pregunta si deberíamos llevar nuestra charla al pub. Al final, pide que traigan dos pintas de sidra, que luego olvida tomar. A menudo pierde el hilo de sus pensamientos y es propenso a salirse por las ramas. No es de extrañar que haya renunciado a tener un teléfono inteligente: “No puedo con el internet, tío. Mi mente es demasiado dispersa. Solo quiero leer todo a la vez.”
Él y su esposa, Antonia Teixeira, con quien se casó el año pasado, han volado desde São Paulo, Brasil, donde viven y donde Dando ahora tiene tres hijastros adultos. “Estoy intentando ser el pilar de esta nueva familia. No abracé mucho [la familia] en mi vida, pero estoy listo para intentarlo. Hasta ahora me va bastante bien.” Ahora con 58 años, dice que está limpio, aunque esto resulta ser un concepto un poco flexible: “Tomo ácido ocasionalmente, quizás hongos y fumo marihuana.”
Estar limpio para él significa no consumir heroína, que no ha tocado en casi tres años. Decidió que era hora de dejarlo después de un concierto desastroso en el cementerio Hollywood Forever en 2021, donde apenas podía tocar una nota. “Pensé: ‘Esto no está bien. El legado no aguantará este tipo de comportamiento.'” Le da crédito a Teixeira por ayudarlo a parar, aunque no se arrepiente de haber consumido. “Creo que algunas personas estaban destinadas a tomar drogas y una de ellas fui yo.”
Una ventaja de su (relativa) sobriedad es que lo ha vuelto productivo. “Cuando estás en el caballo, piensas: ‘Oh, a la mierda con esto, y con esto, y con esto'”, dice. Pero ahora está a punto de lanzar ‘Love Chant’, su primer álbum de música original de los Lemonheads en casi 20 años, que contiene destellos del lirismo y la inteligencia melódica que los llevó a la élite del indie. “Nunca había oído de este tipo de período de inactividad [entre álbumes]”, dice. “Esto es una cosa de Rip Van Winkle. Sí tengo integridad sobre lo que publico. No estaba listo para hacer nada nuevo hasta que estuviera listo, y ahora lo estoy.”
Dando también está publicando su primera memoria, llamada ‘Rumores de Mi Muerte’; el título es un guiño a las historias que circularon intermitentemente en los 90 sobre su muerte prematura. Es un relato irónico, embriagador y a veces impactante de sus aventuras como músico y adicto. “Escribí los primeros cuatro capítulos. Ese soy yo”, dice. Para el resto, colaboró con el escritor fantasma Jim Ruland, a quien uno imagina que lo tuvo difícil dado el estilo de conversación desordenado de Dando. El proceso de escritura, dice, fue “difícil, pero estaba emocionado de conseguir un buen [editor]. Y me posiciona como alguien que ha escrito un libro, y eso es todo lo que quise hacer desde que era un niño. En la escuela estaba obsesionado con James Joyce, Dylan Thomas y Flaubert.”
Dando – el hijo menor de un abogado y una ex modelo de moda – habla con cariño de la escuela, quizás porque representa una época antes de que la vida se complicara con las drogas y la fama. Fue a la prestigiosa escuela Commonwealth de Boston, una institución liberal que, dice ahora, “era lo mejor. No había reglas excepto no patinar en los pasillos. En otras palabras, no seas un idiota.” Fue allí, en la clase de biblia, donde conoció a Ben Deily y Jesse Peretz y formaron una banda en 1986. The Lemonheads comenzó como una agrupación de punk, rendida ante Minutemen, Dead Kennedys y Ramones; firmaron con el sello de Boston Taang!, con quienes sacaron tres álbums. Después de que Deily y Peretz se fueran, los Lemonheads se convirtieron efectivamente en un one-man show, Dando contratando y despidiendo músicos a su discreción.
A principios de los 1990, la banda firmó con un sello importante, Atlantic, y redujo el ruido a favor de un sonido country-rock más lánguido y accesible. Esto fue “porque [el álbum de Nirvana] Nevermind salió en el 91 y ellos lo habían clavado”, dice Dando. “Si escuchas nuestros primeros discos – una canción como ‘Mad’, que se grabó el día después de que nos graduáramos de la prepa – puedes oír que intentábamos hacer [lo que hizo Nirvana] pero mi voz no cortaba bien. Pero sabía que mi voz podía destacar en música más tranquila.” Este nuevo sonido, descrito burlonamente por los críticos como “bubblegrunge”, llevaría a la banda al mainstream. En 1992 lanzaron el LP ‘It’s a Shame About Ray’, una muestra impecable de la habilidad de Dando para escribir canciones y de su melancólico arrullo. El título fue tomado de un titular de periódico en el que un sacerdote se lamentaba por un joven llamado Ray que se había descarriado.
Ray no fue el único. Para este entonces, Dando ya usaba heroína y había desarrollado también un gusto por el crack. Con dinero en el bolsillo, se lanzó con entusiasmo a la vida de estrella de rock, haciéndose amigo de Johnny Depp, grabando un video con Angelina Jolie y saliendo con Kate Moss y Milla Jovovich.
La revista *People* lo nombró una de las 50 personas más sexys del mundo. Dando rechaza de buena manera la idea de que *My Drug Buddy*, canción en la que canta “Estoy demasiado conmigo mismo, quiero ser alguien más”, fuera una petición de ayuda. Él simplemente lo estaba pasando demasiado bien.
Aún así, el consumo de drogas se salió de control. En el libro, relata con detalle el fatídico incidente en Glastonbury en 1995, cuando no se presentó al concierto de los Lemonheads después de que dos mujeres le sugirieron ir a su hotel. Cuando finalmente apareció, tocó un set acústico improvisado para un público hostil que le abucheó y le lanzó botellas. Pero esto fue poca cosa comparado con lo que pasó poco después en Australia.
El viaje tenía la intención de ser un descanso de las drogas y las giras, pero, al llegar a Sídney, Dando inmediatamente se dio un atracón de speed, éxtasis y Valium. Le siguió una crisis nerviosa, durante la cual introducía billetes de dólar en las rejillas de la alcantarilla, convencido de que así podría “teletransportarse” a casa. Fue al aeropuerto con la intención de tomar el primer vuelo a EE. UU., pero se escapó sin pagar el taxi, lo que resultó en su arresto.
El problema, como lo explica Dando ahora, era que no se había dado cuenta de que era un adicto en toda regla y estaba entrando en abstinencia. Para cuando llegó al aeropuerto, “probablemente parecía un maldito loco. Y no pagué mi taxi, así que terminé forcejeando con cinco policías. Pero, ¿sabes qué? Ellos estuvieron bien porque sus novias eran todas fans”.
*Rumours of My Demise* puede encontrar a Dando literalmente en la alcantarilla, pero no hay rastro de autocompasión. A pesar de los muchos momentos bajos, él dice que siempre tuvo la fortuna de su lado. “Nunca he tenido una sobredosis, de nada. ¿Quién puede decir eso?”, dice con orgullo. La mayoría de la gente, respondo yo, lo más suavemente que puedo. Él tiene un mejor ejemplo: cuando Martin Scorsese eligió la versión de los Lemonheads de *Mrs. Robinson* de Simon & Garfunkel para la banda sonora de *El lobo de Wall Street* en 2013. A Dando nunca le gustó, pero Atlantic los presionó para grabarla en 1992 y fue un éxito. Cuando Scorsese la escogió, Dando estaba sin dinero. “¿Cómo pasó eso? Creo que recibimos como 80 mil dólares. Eso salvó el día. A veces soy increíblemente afortunado, incluso cuando la cago”.
Cuando le pregunto sobre el daño físico después de años de consumo de drogas, responde: “El daño está en mis dientes”, y muestra sus blancos perlados recién empastados y un trío de coronas de oro. “Mis pulmones no están genial – tengo un poco de enfisema. Pero por lo demás, estoy saludable. Mi corazón no está agrandado, y no sé cómo no tengo SIDA o hepatitis C”. Ilustra lo sorprendente que es esto con una historia espeluznante. “Una vez hice esta cosa, sacando toda la sangre de todas las jeringas [usadas] por mí y mi novia, y las junté para ver si podía sacar algo de ahí. Osea, guácala, eso es asqueroso. Pero no pasó nada. Tengo una constitución muy fuerte”.
Dando mantiene que, excepto por la crisis en Australia, todo lo que ha hecho lo ha hecho a propósito, aunque no estoy segura de creerle. Él es, dice, “un artista. A mi manera, siento que siempre estuve al servicio de entretener a la gente”. Hace una pausa y sonríe. “Y lo he disfrutado. He disfrutado mi vida increíblemente”.
*Rumours of My Demise* es publicado por Faber el 23 de octubre. *Love Chant* sale a la venta con Fire Records el 24 de octubre.
