Estudio: Aumento Pronunciado en el Porcentaje de Adultos Estadounidenses que Cumplen con la Nueva Definición de Obesidad

Casi siete de cada diez adultos estadounidenses cumplen ahora los criterios de obesidad según una nueva definición más completa, evaluada en JAMA Network Open.1 Este nuevo estándar, propuesto previamente por un panel internacional de expertos en The Lancet Diabetes & Endocrinology,2 va más allá del índice de masa corporal (IMC) al incluir mediciones de cintura y cadera que revelan la grasa oculta que el IMC convencional pasa por alto.

De este modo, identifica a millones de personas cuyo peso parece “normal”, pero cuya distribución de grasa señala un mayor riesgo de enfermedad metabólica. La obesidad implica más que simplemente cargar peso extra; refleja una acumulación de grasa corporal que altera cómo tus células utilizan la energía. Incluso con un IMC normal, la grasa que se acumula profundamente en el abdomen y alrededor de los órganos libera químicos inflamatorios que perjudican la función de la insulina, aumentan la presión arterial y sobrecargan el corazón y el hígado.

Estos efectos a menudo se desarrollan en silencio durante años, manifestándose como fatiga después de las comidas, un aumento gradual del azúcar en sangre o una presión arterial que se resiste a normalizarse. Durante décadas, el IMC por sí solo dictaminaba si una persona era considerada obesa. Pero esa medida limitada pasa por alto dónde se almacena la grasa, y es ahí donde reside el verdadero peligro. Al incorporar datos de cintura y cadera, el estudio de JAMA Network Open descubrió una epidemia oculta de “obesidad de peso normal”, especialmente entre adultos mayores.

Este cambio es una llamada de atención. Tu perímetro de cintura ofrece una ventana más clara a tu salud metabólica de lo que jamás podría hacerlo la báscula. Comprender esta nueva definición ayuda a entender por qué un peso saludable no siempre significa un cuerpo sano, y por qué medir la grasa donde más importa podría cambiar cómo proteges tu salud a largo plazo.

Nueva definición revela obesidad oculta en millones de estadounidenses

La obesidad se ha definido durante mucho tiempo casi exclusivamente por el IMC, un cálculo simple que usa peso y altura. Pero el IMC por sí solo no muestra dónde se almacena la grasa o cómo afecta a tu salud. Para solucionarlo, una comisión internacional de expertos de múltiples especialidades médicas propuso una nueva definición publicada en The Lancet Diabetes & Endocrinology.3

Respaldada por al menos 76 organizaciones profesionales en todo el mundo, esta nueva guía clasifica la obesidad utilizando no solo el IMC, sino también medidas adicionales, como la circunferencia de cintura y cadera, o escáneres directos de grasa corporal. También distingue entre la obesidad clínica, donde la grasa ya está dañando órganos, y la obesidad preclínica, donde la acumulación de grasa ha comenzado pero el daño aún no es visible. Este cambio marca un giro importante en cómo los médicos e investigadores identifican quién está realmente en riesgo.

• El estudio de JAMA Network Open evaluó la nueva definición de obesidad: Este análisis a gran escala aplicó los criterios basados en The Lancet a datos reales de 301.026 adultos estadounidenses de la cohorte ‘All of Us’ de los Institutos Nacionales de Salud. El objetivo era ver cómo esta definición ampliada cambiaría la clasificación de la obesidad y revelaría riesgos de salud previamente ocultos en poblaciones diversas.

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• Aumento significativo de la obesidad bajo la nueva definición: Usando solo el IMC, el 42,9% de los adultos se categorizaban como obesos. Pero al aplicar la nueva definición basada en The Lancet, el 68,6% cumplía los criterios, lo que supone un aumento del 60% en la prevalencia nacional de obesidad.

Este incremento fue impulsado por aquellos con “obesidad únicamente antropométrica”, es decir, individuos cuyo IMC estaba dentro del rango normal o de sobrepeso, pero cuya circunferencia de cintura, relación cintura-cadera o relación cintura-altura indicaban exceso de grasa central o visceral.

• Los hallazgos revelaron un punto ciego importante en el cribado convencional del IMC: Aproximadamente 1 de cada 4 adultos fue reclasificado como obeso bajo la nueva definición, principalmente desde la categoría de sobrepeso, mientras que roughly 1 de cada 17 tenía un IMC normal pero presentaba grasa visceral oculta que aumentaba su riesgo de enfermedad metabólica.

Estos individuos enfrentaban riesgos significativamente mayores de diabetes, enfermedad cardiovascular y disfunción orgánica. Esto significa que una persona podría parecer delgada por fuera mientras desarrolla daño metabólico en silencio por dentro, una realidad que el IMC no logra captar.

• El estudio confirmó que dos subtipos de obesidad conllevan riesgos de salud distintos: Basándose en el marco de redefinición de The Lancet, los investigadores dividieron a los participantes entre aquellos obesos tanto por IMC como por medidas corporales, y aquellos obesos solo por medidas corporales.

Ambos subtipos mostraron mayores tasas de disfunción orgánica, pero la gravedad difirió. El grupo con IMC elevado mostró una enfermedad más avanzada, mientras que el grupo con solo medidas alteradas exhibía desequilibrios metabólicos tempranos que a menudo preceden a enfermedades crónicas.

Obesidad clínica y preclínica describen dos etapas del declive metabólico

La obesidad clínica se refiere a daño orgánico medible, mientras que la obesidad preclínica señala una disfunción temprana antes de que ocurra el daño. El análisis de JAMA mostró que la obesidad clínica conllevaba un riesgo más de seis veces mayor de diabetes y casi seis veces mayor de eventos cardiovasculares en comparación con adultos no obesos. Incluso aquellos con obesidad preclínica tenían el triple de riesgo de diabetes, subrayando la importancia de detectar la disfunción metabólica impulsada por la grasa de manera temprana.

• Los adultos mayores y los hombres experimentaron el mayor salto en la clasificación de obesidad: Usando el nuevo marco, el 78% de los estadounidenses de 70 años o más cumplían los criterios de obesidad, el doble de las estimaciones previas. Los hombres tenían más probabilidades de caer en la categoría de solo medidas alteradas, probablemente debido a cambios hormonales relacionados con la edad, pérdida muscular y acumulación de grasa central. Estos hallazgos resaltan que la estabilidad del peso con la edad no garantiza la salud metabólica.

• La distribución de la grasa, no el peso total, impulsa el peligro metabólico: El estudio reforzó que la grasa visceral, el tipo que envuelve los órganos, es mucho más dañina que la grasa subcutánea bajo la piel. La grasa visceral es metabólicamente activa, libera citoquinas inflamatorias y ácidos grasos. Esto daña las mitocondrias, reduciendo su capacidad para generar energía celular.

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El estrés oxidativo resultante altera el equilibrio de la insulina y prepara el escenario para la diabetes, el hígado graso y las enfermedades cardíacas, una reacción en cadena que se desarrolla en silencio con el tiempo. Dos personas con IMC idénticos pueden tener perfiles de riesgo completamente diferentes dependiendo de dónde almacenan su grasa.

• El concepto de “obesidad preclínica” proporciona una advertencia temprana: Al identificar a aquellos con una distribución de grasa no saludable antes de que ocurra daño orgánico, la nueva clasificación crea una oportunidad para la intervención temprana. No es necesario esperar resultados anormales en laboratorio; tu relación cintura-cadera por sí sola ayuda a revelar si tus células están bajo estrés metabólico.

• Tu cintura dice la verdad que tu IMC oculta: Los investigadores de JAMA concluyeron que el IMC por sí solo ya no captura el verdadero riesgo de obesidad. Añadir las relaciones cintura-cadera y cintura-altura da una imagen más clara de tu salud, empoderándote para tomar acción antes de que los cambios metabólicos silenciosos se conviertan en enfermedad crónica. Para cualquiera que pensaba que un IMC “normal” significaba seguridad, este estudio demuestra que es hora de medir algo más que la báscula.

Por qué el IMC engaña, y qué medir en su lugar

• El IMC simplifica en exceso una condición compleja: El IMC es una fórmula rápida (peso dividido por la altura al cuadrado), pero esa simplicidad es también su mayor defecto. El IMC por sí solo no distingue entre grasa y músculo, o entre grasa visceral dañina y grasa subcutánea inofensiva. Esto significa que atletas o personas con mucha masa muscular a menudo son etiquetadas como obesas, mientras que aquellas con grasa peligrosa oculta alrededor de sus órganos pasan completamente desapercibidas.

• El error de diagnóstico del IMC perjudica tanto a pacientes sobre- como sub-identificados: Aquellos clasificados erróneamente como obesos basándose solo en el IMC a menudo son empujados a dietas, medicamentos o incluso cirugías innecesarias a pesar de tener un metabolismo saludable.

Por otro lado, aquellos cuyo IMC parece “normal” pero que albergan exceso de grasa visceral quedan sin tratamiento, hasta que desarrollan diabetes, enfermedad cardiovascular u otras condiciones crónicas que podrían haberse prevenido. La mala clasificación tiene consecuencias reales para la salud y emocionales.

• Tu relación cintura-cadera cuenta una historia más precisa: La comisión de The Lancet y los investigadores de JAMA Network Open coinciden en que las medidas corporales simples, especialmente el tamaño de la cintura y la cadera, ofrecen una imagen más clara de tu salud metabólica. Para obtener la relación, divide la medida de tu cintura por la de tu cadera, luego usa los valores de referencia a continuación:

Relación Cintura-CaderaHombresMujeres
Ideal0.80.7
Bajo Riesgo<0.95<0.8
Riesgo Moderado0.96 – 0.990.81 – 0.84
Alto Riesgo>1.0>0.85

Otra medida que puedes usar es la relación cintura-altura. Para calcular el valor:

• Fórmula cintura-altura: Divide tu circunferencia de cintura por tu altura, asegurándote de que ambas medidas estén en la misma unidad (pulgadas o centímetros). Por ejemplo, si tu cintura mide 32 pulgadas y tu altura es 64 pulgadas, tu relación cintura-altura sería 0.50 (32 ÷ 64 = 0.50).

• La relación ideal para adultos: Una relación cintura-altura ideal para adultos se sitúa entre 0.40 y 0.49, lo que indica un rango saludable.4 Una relación por debajo de 0.40 sugiere bajo peso, mientras que una relación entre 0.50 y 0.59 indica exceso de peso y un mayor riesgo de enfermedades metabólicas y cardiovasculares. Una relación de 0.60 o superior señala obesidad y un riesgo de salud significativamente mayor.

• No olvides la relación de tu hijo/a: También es prudente verificar de vez en cuando la relación cintura-altura de tu hijo. Para niños de 6 a 18 años, una relación por debajo de 0.46 se considera saludable, mientras que cualquier cifra por encima de este umbral sugiere un mayor riesgo de problemas de salud relacionados con la obesidad.

5 pasos para restaurar tu metabolismo y revertir la obesidad oculta

Si te ha frustrado la ganancia de peso persistente o enfermedades crónicas, incluso cuando tu IMC parece “normal”, tu cuerpo no está roto. Simplemente está atascado en modo de almacenamiento de energía. El problema real no es falta de fuerza de voluntad o motivación; es una falla en la energía celular.

Cuando tus mitocondrias, las centrales eléctricas dentro de tus células, están envenenadas por alimentos modernos y toxinas ambientales, tu metabolismo se ralentiza, la grasa se acumula y la energía desaparece. Puedes solucionarlo dando a tus células lo que necesitan para quemar combustible eficientemente nuevamente.

1. Elimina aceites vegetales y alimentos ultraprocesados: Lo primero y más poderoso que puedes hacer para restaurar tu metabolismo es dejar de alimentarlo con el combustible incorrecto. Los aceites vegetales, como los de canola, soja, maíz, girasol, cártamo y semilla de uva, están cargados de ácido linoleico (LA), una grasa poliinsaturada que obstruye tus mitocondrias y te atrapa en modo de almacenamiento de grasa cuando se consume en exceso.

Estos aceites se esconden en casi todas las comidas de restaurante, aderezos para ensaladas y snacks procesados “saludables”. Reemplázalos con grasas reales y estables como mantequilla de pastoreo, ghee o sebo. Evita el pollo y el cerdo, que también son altos en LA, y elige carne de res o cordero de pastoreo en su lugar.

Tu objetivo es menos de 5 gramos de LA al día, idealmente menos de 2 gramos. Para rastrear tu consumo, te recomiendo descargar mi app Mercola Health Coach cuando esté disponible este año. Tiene una función llamada Seed Oil Sleuth, que monitorea tu consumo de LA hasta la décima de gramo para que puedas mantener el control de tu metabolismo.

Junto con eliminar los aceites vegetales, retira los alimentos ultraprocesados de tu rutina diaria. Estos productos diseñados están hechos para secuestrar los centros de recompensa de tu cerebro y hacer que comas más. Cocinar en casa te da control total sobre tus ingredientes y restablece las señales naturales de hambre de tu cuerpo. Leer las etiquetas se convierte en tu defensa: si contiene aceites de semillas, aditivos o ingredientes misteriosos, no está sirviendo a tu salud.

2. Consume suficientes carbohidratos saludables para sanar

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