Estudiantes neerlandeses comparten su frustración ante las subidas de alquiler descontroladas.
Foto: Matteus Silva via Unsplash
Los estudiantes en los Países Bajos han desarrollado una perspectiva bastante desoladora de la vida universitaria debido a la actual crisis de escasez de viviendas. Incluso Wageningen, una pequeña ciudad universitaria a una hora y media en tren de Ámsterdam y antaño considerada la ciudad estudiantil más económica, ha experimentado precios inmanejables y desorbitados por las mismas habitaciones –algunas incluso en estado de deterioro– y compartiendo piso con decenas de compañeros.
Precios premium… para compartir con otras 20 personas
«Definitivamente he notado un aumento en los precios de las habitaciones durante mi estancia en Wageningen. Siendo justos, este es mi sexto año viviendo aquí, así que es normal esperar cierta diferencia, pero esto ya va más allá», afirmó Eloïse Nobel, una estudiante neerlandesa que reside en una residencia estudiantil en Wageningen. Nobel es la responsable de corredor, cuyas obligaciones incluyen buscar nuevos compañeros cuando alguien se marcha. «He notado una gran diferencia en la cantidad de personas que se postulan para las habitaciones que ofrecemos. Hemos pasado de unos cientos a, si tenemos suerte, una docena. Esto dificulta encontrar personas adecuadas con quien convivir, a pesar de que existe una crisis de vivienda».
Nobel también expresó sentirse mal por tener que ofrecer habitaciones con precios muy por encima del promedio, que en Wageningen ronda los 400 euros. En su residencia, conviven un total de 25 estudiantes –el máximo permitido por ley– y algunas habitaciones cuestan hasta 600 euros al mes. Curiosamente, el alojamiento es en realidad un edificio de biología reconvertido, construido en la década de 1960… es decir, un edificio que nunca se diseñó para vivienda permanente. «Alguna gente todavía tiene cosas de laboratorio en sus habitaciones», comentó Nobel. «Y aun así, a veces las personas no tienen más remedio que aceptar debido a la escasez de viviendas».
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Nobel ha intentado luchar contra las subidas del alquiler, pero el problema es demasiado complejo para impugnarlo sin asesoramiento legal adecuado. «También hemos tenido problemas con la empresa anterior encargada de alquilar las habitaciones. Cobraban un alquiler base en algunas habitaciones superior al permitido por ley. […] Con las respuestas lentas y reacias de la empresa respecto a qué conceptos consideraban, era muy difícil argumentar nuestra postura para reducir el alquiler».
Según Nobel, muchas empresas de viviendas ignoran por completo la crisis del alquiler y, debido a la escasez de vivienda en los Países Bajos, ni los estudiantes ni los responsables de corredor como ella pueden hacer mucho al respecto.
«Agotador» y «denigrante»: la hazaña casi imposible de encontrar habitación en los Países Bajos
Yrsa Rademaker, otra estudiante de Wageningen que comparte la residencia, también expresó su pesar ante la crisis de vivienda estudiantil. «Ahora vivo en Wageningen y pago 530 euros de alquiler por esta casa que compartimos con 25 personas. Probablemente este sea uno de los lugares más baratos que puedes encontrar en los Países Bajos para apartamentos de estudiantes porque en las grandes ciudades es una locura absoluta», afirmó Rademaker. «En Ámsterdam, pagas más de 1000 euros al mes por una habitación diminuta que compartes con otra gente. El proceso para encontrar algo es tan agotador y largo; tienes que enviar correos electrónicos y básicamente postularte para una habitación. Es como una solicitud de empleo, pero para una casa… y resulta denigrante».
Rademaker continúa: «Es super caro cuando finalmente consigues [una habitación]. No puedo compaginar un trabajo con mis estudios, y probablemente el 70% de mis ingresos totales se van en el alquiler. Y así es como es. La única forma de encontrar algo, si quieres vivir en una ciudad, es si tienes padres adinerados que te compran algo que puedes compartir con tus amigos, o si conoces a alguien». Rademaker afirmó que si eres un estudiante internacional, no conoces a nadie en los Países Bajos o simplemente no tienes dinero, estás perdido.
«En portales de viviendas, he visto auténticas caravanas –como vehículos de camping– ofertadas por 600 euros al mes, al lado de una autopista. […] Y esto fue hace unos años, así que ahora es aún más caro».
Bromeó: «En Wageningen en realidad está mejor que en el resto del país, porque la gente quiere irse después de vivir aquí dos años. Pero si consigues una habitación en Ámsterdam, aunque sea en una residencia estudiantil, no te mudas. Porque no hay nada más». De hecho, según Rademaker, los alojamientos estudiantiles en Ámsterdam aumentan progresivamente el rango de edad deseado para los nuevos inquilinos, ya que los estudiantes que finalmente encuentran una habitación rara vez se marchan.
Los fríos y duros datos
Además de sus experiencias personales, nuevas cifras de los centros de información de alojamiento estudiantil sugieren que los estudiantes neerlandeses están abandonando la búsqueda de vivienda y optando por quedarse en casa de sus padres durante su etapa universitaria. No solo eso, aquellos que logran encontrar alojamiento están pagando precios exorbitantes.
Según cifras de Kamernet, el alquiler promedio de viviendas para estudiantes en los Países Bajos ha aumentado más de un 6% en los primeros tres meses de este año, en comparación con el mismo período del año anterior.
Los municipios de Wageningen y Leiden registraron los mayores incrementos durante este período, con un 19,7% y un 18,4%, respectivamente.
La onírica Países Bajos, con una pesadillesca crisis de vivienda
No es de extrañar, pues, que muchos estudiantes opten por permanecer en sus hogares en vez de aventurarse a buscar alojamiento, lo cual coarta su libertad y experiencias de aprendizaje, además de privarles de la tan anhelada “experiencia universitaria”. Estudiantes como Nobel y Rademaker, a pesar de residir en lo que por mucho tiempo se consideró la ciudad más económica para los estudiantes, destinan la gran mayoría de sus ingresos al alquiler, sin contar con un empleo a tiempo completo en el cual apoyarse. Hasta que no se mitigue la escasez de vivienda y se fiscalicen con mayor rigor las normativas de alquiler, esta será la realidad de estas dos jovenes y de muchos estudiantes a lo largo de todos los Países Bajos.
