España y Portugal se transforman lentamente en el desierto de Europa

Geólogos afirman que la presión tectónica está desplazando lentamente la Península Ibérica
Crédito: Freepik

Resulta contraintuitivo, incluso un tanto inquietante, pero según los geólogos, España y Portugal no permanecen tan estáticas como podríamos pensar. De hecho, nuevas investigaciones sugieren que la Península Ibérica está girando lentamente sobre sí misma, comprimida entre dos inmensas fuerzas geológicas que no cesan de presionar.

Hablamos de movimientos tan lentos que nadie llegará a percibirlos. No hay ciudades girando ni horizontes que se desplazan. Pero medidos a lo largo de miles o millones de años, el movimiento es real – y ayuda a explicar por qué los terremotos en España y Portugal a menudo parecen surgir de la nada.

Atrapada entre África y Europa

La historia comienza muy bajo nuestros pies. Como todos los continentes, España y Portugal se asientan sobre una placa tectónica, que flota muy lentamente sobre una capa más dúctil del manto terrestre. Estas placas se mueven constantemente, usualmente derivando en direcciones bastante predecibles.

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No obstante, África y Eurasia se aproximan la una a la otra, cerrando la brecha entre cuatro y seis milímetros cada año. En muchas partes del mundo, ese tipo de movimiento genera claras líneas de falla o zonas de subducción, donde una placa se hunde bajo otra.

Pero el sur de Iberia no sigue esas reglas.

Según un estudio reciente publicado en Gondwana Research, el límite entre las placas africana y euroasiática en el Mediterráneo occidental es difuso y complejo, no está claramente definido. En lugar de liberarse la presión a lo largo de una gran falla principal, esta se distribuye por una amplia zona — que incluye a la propia España y Portugal.

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¿El resultado? En vez de desplazarse simplemente hacia el norte con el resto de Europa, el bloque ibérico se está torsionando, girando lentamente en sentido horario, como un engranaje atrapado entre dos piezas en movimiento.

Gibraltar: donde la cosa se complica

Una región juega un papel particularmente importante en este movimiento: el dominio de Alborán, que se extiende entre el sur de España y el norte de Marruecos. Atrapada entre las dos placas, esta área está siendo empujada hacia el oeste, añadiendo una fuerza lateral a la presión que ya se acumula desde el sur.

Este movimiento ayudó a formar el Arco de Gibraltar, la cadena montañosa curva que enlaza las cordilleras Béticas del sur de España con las montañas del Rif de Marruecos. También es una de las razones por las que la geología en torno al Estrecho de Gibraltar es tan difícil de interpretar.

Debido a que este movimiento lateral no es uniforme, la corteza terrestre responde de manera diferente según la ubicación. En algunos puntos, la placa africana choca directamente contra Eurasia, comprimiendo la corteza. En otros, parte de esa energía se libera lateralmente, permitiendo que el terreno se deslice en lugar de colisionar frontalmente.

Al suroeste del Estrecho de Gibraltar, la presión es más frontal. Allí, África actúa como un gigantesco pistón, empujando a la Península Ibérica de un modo que la obliga a rotar.

Este sutil pero persistente movimiento se ha detectado utilizando registros sísmicos y mediciones por GPS satelital, capaces de captar desplazamientos de apenas unos milímetros al año.

Por qué esto importa para los terremotos

Todo esto puede sonar abstracto, pero tiene implicaciones muy reales. España y Portugal experimentan terremotos con una frecuencia sorprendente, y muchos de ellos no se alinean claramente con fallas visibles.

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El geólogo Asier Madarieta señala que existen numerosas áreas en Iberia donde es evidente que están ocurriendo deformación y actividad sísmica, y sin embargo, las estructuras tectónicas responsables permanecen ocultas bajo tierra.

Comprender que toda la península está girando lentamente otorga a los científicos una nueva forma de leer el paisaje. No significa que se puedan predecir los terremotos de repente, pero sí ayuda a identificar dónde se está acumulando tensión y qué estructuras pueden estar activas, incluso si no son obvias en la superficie.

En resumen, España y Portugal no se están volviendo más peligrosas de la noche a la mañana. Pero están revelando que su historia geológica es mucho más dinámica de lo que aparenta.

El suelo bajo nuestros pies puede parecer sólido e inmóvil, pero en una escala de tiempo planetaria, la Península Ibérica gira sigilosamente – remodelada por fuerzas que actuaban mucho antes de la llegada de los humanos y que continuarán haciéndolo mucho tiempo después.

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