España y la epidemia de ‘gasto cero’ en el verano europeo

Las vacaciones de verano en Europa en 2025 se están volviendo demasiado caras. Los datos fríos revelan que todo ha subido de precio (otra vez), y no solo en España, sino en todo el continente.

Los vuelos están por las nubes, igual que los hoteles y hasta las comidas (y no hablamos solo de esos restaurantes playeros elegantes, sino de todos). Algunos europeos incluso piden préstamos para costearse unas vacaciones. Según la agencia de crédito española ASNEF, los créditos vacacionales aumentaron un 16% en 2024.

Llegan los «zombis de cartera»

En otras palabras: el boom turístico postpandemia existe, pero los bolsillos no siguen el ritmo.

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Y en este contexto, este año surgió un nuevo tipo de viajero: llamémosles «zombis de cartera» porque básicamente se mueven como turistas normales, pero sus billeteras están más muertas que nunca.

Estos viajeros van rápido, ven todo lo que aparece en las guías turísticas, pero gastan casi nada. Parecen estar en todas tus redes sociales, pero nunca entran a tu tienda. Hacen mil fotos, caminan y comen sus sándwiches caseros, beben el agua que llevan en sus mochilas y rara vez abren sus carteras.

El caso de Venecia: «La brigada sin un euro»

Venecia, en Italia, ya está harta. Setrak Tokatzian, presidente de la Asociación de la Piazza San Marco y dueño de una joyería, critica este nuevo modelo.

«Está lleno de turistas que comparten un plato de pasta o una bebida al día y miles de personas que vienen a pasar unas horas en Venecia y se van sin saber siquiera dónde estuvieron», dijo al Il Corriere della Sera. «Es un estado de calamidad», añadió.

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Según Tokatzian, este verano Venecia tiene sus calles abarrotadas de excursionistas y grupos pequeños que pasean en góndola, usan taxis acuáticos, pero no entran en las tiendas. Las boutiques de lujo, antes orgullo de la ciudad, ahora reportan manos vacías. ¿Esos turistas con bolsas de marcas caras? Desaparecidos: «Apenas veo a nadie llevarlas», dice Tokatzian.

¿Mallorca? Playas llenas, bolsillos vacíos

Mallorca vive el mismo fenómeno. Aunque este verano la isla recibió suficientes turistas (cierto, las cifras son algo menores que otros años, pero aún altas en términos absolutos), los ingresos bajan.

La Asociación de Concesiones y Operadores de Servicios Temporales del Dominio Público Marítimo-Terrestre de Mallorca (ADOPUMA) informó que el alquiler de sombrillas y tumbonas en julio cayó un 20% respecto al año pasado. ¿Sorpresa? (o no), la gente ya no alquila sombrillas y tumbonas solo para ahorrar unos euros.

Estos «zombis de cartera» recorren la isla, disfrutan del sol, el paisaje y toda la energía de buena vida que ofrece Mallorca, pero ajustan hasta el último céntimo. El medio alemán Mallorca Magazin afirma que cada vez más turistas reservan su presupuesto solo para lo esencial, evitando extras como chiringuitos, deportes acuáticos y alquileres. Hasta las sombrillas, como vimos.

Los restaurantes en Mallorca lo notan. La temporada alta debería significar terrazas llenas, pero en 2025 muchos dueños redujeron personal porque los clientes no gastan como se esperaba.

La tendencia de los «zombis de cartera» en toda España

No es solo Mallorca. Hasta en Pontevedra, Galicia, los medios locales escriben que, pese al alta ocupación hotelera (a veces más del 90%), el sector hostelero no ve el mismo nivel de gasto.

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Los visitantes eligen platos más baratos aun con terrazas llenas, cambiando langostas por mejillones normales. César Sánchez-Ballesteros, presidente de la Federación de Hostelería de Pontevedra (Feprotur), lo resume: «Es un verano fantástico para ocupación, pero no para gasto».

No son casos aislados: pasa igual en Barcelona, Madrid, Málaga o Valencia. Los «zombis de cartera» son la nueva tendencia, una forma de vacacionar que los precios altos han creado.

¿Soluciones? El de Venecia tiene una radical

Algunos proponen soluciones drásticas. Tokatzian, el de Venecia, cree que la respuesta es limitar los autobuses turísticos e incluso cobrar 100€ a los visitantes de un solo día.

«Llega una ola de gente a Venecia desde campings, con pulseras blancas. Ni siquiera saben qué es la cultura: vienen, hacen fotos y se van sin gastar un céntimo», argumenta.

En fin, el principio es simple: si los turistas van a invadir las calles buscando los mejores rincones para Instagram, quizá deberían contribuir de manera significativa a la economía local. Si no, las altas cifras de visitantes seguirán coexistiendo con ingresos en declive para pequeños negocios y muchas protestas de los locales.

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