ESPAÑA ha aprobado un plan para reducir la semana laboral estándar a 37,5 horas para los trabajadores del sector privado, convirtiéndola en una de las más cortas de Europa.

La reforma afectaría aproximadamente a 12 millones de trabajadores en sectores clave como el comercio minorista, la hostelería y la agricultura, pero enfrenta una fuerte oposición por parte de los empresarios.

Aunque los empleados del sector público y muchas grandes empresas ya disfrutan de una jornada laboral de 37,5 horas, esta extensión marcará la primera vez que los trabajadores de todos los sectores se adhieren a ella.

La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, que ha impulsado la iniciativa, proclamó que “modernizará a España” y mejorará la productividad en una economía que ya ha demostrado una notable resistencia, con un crecimiento del 3,2% el año pasado que superó a sus homólogos europeos.

La propuesta, surgida del acuerdo de coalición entre los socialistas y el partido de extrema izquierda Sumar, tiene como objetivo implementar la reducción de horas sin reducciones salariales para finales de 2025.

Sin embargo, el camino hacia la implementación enfrenta importantes obstáculos.

Aunque los dos principales sindicatos de España han respaldado la medida, los líderes empresariales se han retirado de las negociaciones después de 11 meses de discusiones, expresando preocupaciones sobre posibles impactos en la competitividad.

Sus preocupaciones se ven amplificadas por los recientes signos de fragilidad en el mercado laboral, con cifras de desempleo mostrando un aumento en enero.

El gobierno se enfrenta ahora a la difícil tarea de asegurar la aprobación parlamentaria, con importantes partidos proempresariales catalanes y vascos mostrando reticencia a apoyar la medida.

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Sus votos podrían resultar cruciales para determinar si España se une a la creciente lista de naciones que experimentan con la reducción de horas de trabajo.