España se alinea con la prohibición de la Unión Europea para 2035 sobre la venta de nuevos coches de gasolina y diésel. Adicionalmente, numerosas ciudades españolas han implementado sus propias Zonas de Bajas Emisiones (ZBE) que restringen el uso de vehículos más antiguos y contaminantes.
Prohibición a nivel europeo de nuevas ventas
En 2022, la Unión Europea aprobó una ley para prohibir efectivamente la venta de nuevos vehículos de gasolina y diésel, incluyendo la mayoría de híbridos, para 2035. España respaldó esta iniciativa, que exige a los fabricantes automovilísticos alcanzar una reducción del 100% en las emisiones de CO₂ de los coches nuevos para esa fecha. Podrían realizarse algunas excepciones para vehículos que funcionen con “e-combustibles” sintéticos y carbono neutrales, pero el impulso general se dirige hacia los vehículos de cero emisiones.
Restricciones en ciudades españolas
Muchas áreas urbanas principales en España han implementado restricciones locales de circulación para combatir la contaminación atmosférica. Estas Zonas de Bajas Emisiones (ZBEs) suelen afectar primero a los coches diésel más antiguos.
Madrid: La ciudad ha ido implementando restricciones de forma gradual desde 2022 y, a partir de enero de 2025, la ZBE afectará a todos los vehículos registrados en Madrid que no dispongan de al menos una etiqueta medioambiental “B”.
Barcelona: La ZBE de la ciudad restringe la entrada en días laborables a coches diésel anteriores a 2006 y a vehículos de gasolina y diésel más antiguos.
Otras ciudades: Una ley nacional exige a las 158 ciudades españolas con más de 50.000 habitantes que cuenten con una ZBE. Muchas de estas zonas se dirigen específicamente a vehículos más antiguos y de mayores emisiones.
Según electrive, en una carta conjunta divulgada por medios franceses, los dos gobiernos señalaron que la próxima revisión de los estándares de CO₂ no debe socavar el objetivo de cero emisiones para 2035, el cual describen como un referente central para la transición industrial de Europa. Francia y España “esperan que la próxima revisión preserve el límite de 2035 y la ambición medioambiental de la trayectoria de emisiones de CO₂ que lo sustenta”, según un documento presentado a los ministros de clima en Luxemburgo.
París y Madrid argumentan que mantener una trayectoria regulatoria clara es esencial para la transformación del sector, particularmente para los proyectos de producción de baterías y electrificación de vehículos. Ambos países enfatizan que ya se han invertido miles de millones de euros desde 2023 para localizar cadenas de suministro y asegurar la competitividad europea en la movilidad eléctrica. Sostienen que revertir el curso ahora pondría en jaque la planificación industrial y la confianza de los inversores.
Aunque Francia y España respaldan “flexibilidades” limitadas dentro del marco, estas están concebidas para reforzar la creación de valor europeo en lugar de debilitar los objetivos de emisiones. Los ajustes propuestos incluyen la introducción de los denominados supercréditos para pequeños vehículos eléctricos fabricados en Europa, diseñados para estimular la producción de VE asequibles y expandir su adopción en el mercado.
