Impulsada por la inmigración, la economía española ha registrado cifras macroeconómicas positivas en los últimos años y continuará liderando el crecimiento en el bloque en 2026. No obstante, el propio presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, admite que los beneficios aún no se trasladan a la ciudadanía.
La inmigración y el sector servicios han propulsado a la economía española hacia cifras líderes en el continente, pero incluso Sánchez reconoce que estas ganancias macro no están permeando a la sociedad y que el poder adquisitivo de los españoles «sigue siendo bajo».
Se prevé que España sea la economía de más rápido crecimiento de la Unión Europea en 2026, con un aumento del PIB del 2,1 % interanual, lo que supera en 0,9 puntos la media europea, estimada en un 1,2 %.
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Este mejor desempeño se atribuye al aumento de la inmigración y al notable dinamismo del sector servicios, según el informe *Perspectivas Económicas 2026* elaborado por Mastercard Economics.
La población española alcanzó recientemente un récord histórico de 49,3 millones de personas, gracias una vez más a la llegada de más migrantes, lo que contrarresta las bajísimas tasas de natalidad del país y encabeza el actual boom económico.
En 2024, The Economist situó a España como la economía con mejor rendimiento del mundo para ese año, por delante de otros 36 países considerados «ricos».
Sin embargo, a pesar de los elogios globales y las buenas tasas de crecimiento, Sánchez reconoció recientemente que estos éxitos macroeconómicos no se están filtrando a la clase trabajadora como deberían.
El lunes, el presidente defendió con firmeza los logros de su gobierno de coalición para seguir avanzando hacia una economía «más justa, competitiva, productiva y humana». También reiteró que uno de los tres mayores gestores de activos del mundo, la estadounidense BlackRock, acaba de situar a España como el tercer mejor destino para invertir en 2026.
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Al hacer balance del año político, Sánchez destacó cómo la economía española supera la media europea y se han creado 3 millones de empleos desde 2018, cuando llegó al poder. Aunque también admitió que queda mucho trabajo por hacer y que el poder adquisitivo de los españoles permance bajo.
El objetivo debe ser que estas cifras macro tengan un «impacto microeconómico en el día a día de los trabajadores», afirmó. «Es innegable que hay mucho por hacer en este ámbito. El poder adquisitivo de los españoles es aún bajo. Todavía hay demasiadas personas viviendo en condiciones precarias, con privación. Pero lo que es innegable es que vamos en la dirección correcta», subrayó Sánchez.
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Los críticos del gobierno de Sánchez llevan tiempo señalando que las frívolas cifras macroeconómicas ocultan el verdadero poder adquisitivo de la población en España.
Datos recientes de la Oficina Europea de Estadística sitúan a España ocho puntos por debajo del nivel medio de ingresos de la UE, la misma tasa que hace 25 años. Una prueba de que la macroeconomía no refleja necesariamente la riqueza media de la población de un país.
No ha habido cambios en el Producto Interior Bruto per cápita en términos de poder adquisitivo de la población española durante el último cuarto de siglo, que según Eurostat se situó en 27.770 euros en 2024.
Esto ocurre en un contexto donde los precios de la vivienda se han disparado en España, especialmente tras la pandemia, expulsando a los residentes de sus barrios en capitales provinciales y ciudades insulares como Madrid, Barcelona, Valencia y Palma de Mallorca.
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