España conmemora este jueves el quincuagésimo aniversario del fallecimiento del general Francisco Franco, en un contexto en el que la polarización política exacerba las profundas y arraigadas divisiones en torno al legado del dictador.
El 20 de noviembre de 1975, un Franco enfermo y octogenario falleció plácidamente en su lecho, en un contraste radical con la brutalidad de su régimen de 36 años, el cual supuso el encarcelamiento, ejecución y exilio de sus opositores.
Asimismo, había accedido al poder mediante la violencia, derrocando a una república democrática con el respaldo de la Alemania nazi y la Italia fascista en una guerra civil (1936-1939) que se cobró cientos de miles de vidas.
La transición del país de la dictadura a la democracia se vio lastrada por la gestión de su memoria, y una amplia amnistía en 1977 que benefició a todas las partes pretendió aliviar dichas tensiones.
Desde entonces, España ha preferido “transitar de puntillas” en torno a su pasado doloroso y aún no ha celebrado un debate sereno para consensuar una posición común, según Paloma Román, catedrática de Ciencia Política de la Universidad Complutense de Madrid.
“Si barres el polvo debajo de la alfombra en lugar de limpiar, cuando quites la alfombra el polvo seguirá ahí”, afirmó Román.
Una encuesta de octubre puso de relieve las perdurables fracturas sociales que Franco legó, con una mayoría que considera que la dictadura fue negativa.
No obstante, más de una quinta parte de los encuestados la calificó como “buena” o “muy buena”, en sintonía con contenidos inexactos en redes sociales que han fomentado una valoración positiva entre jóvenes con escaso conocimiento de la época, advierten los expertos.
“Es un problema educativo… Quienes no vivieron la dictadura pueden verse atraídos por esa narrativa que reescribe el pasado dictatorial”, señaló Román.
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Batalla política
La actual polarización política ha envenenado aún más esas divisiones preexistentes, en opinión de Román.
El gobierno de izquierdas ha convertido la recuperación de la memoria de las víctimas del régimen en una de sus políticas bandera, para indignación de la oposición conservadora, que le acusa de reabrir viejas heridas.
En 2019, el gobierno del socialista Pedro Sánchez exhumó los restos de Franco de un imponente mausoleo cerca de Madrid, erigido por órdenes del dictador, con el objetivo de despojar al lugar de su carácter de santuario triunfalista para la ultraderecha.
Una ley de memoria democrática de 2022 creó un registro de víctimas y exige la retirada de los símbolos franquistas de los espacios públicos.
Este año, el gobierno ha promovido actos para conmemorar los cincuenta años de libertades conquistadas desde la muerte de Franco, incluidos los plenos derechos para las mujeres y el colectivo LGTBI.
El principal partido de la oposición, el conservador Partido Popular, acusa a Sánchez de jugar “la baza de Franco” para desviar la atención de los escándalos de corrupción que afectan a sus familiares y a su gobierno en minoría, el cual afronta dificultades para sacar adelante su legislación.
Vox, la formación de ultraderecha tercera en importancia parlamentaria, ha tildado al gobierno actual como “el peor” en ochenta años, un período que incluye la dictadura franquista.
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Ausencia de Juan Carlos
No están previstos actos conmemorativos oficiales para el 20 de noviembre, pero la Fundación Francisco Franco y la familia del difunto dictador han organizado una misa ese día en su honor.
El movimiento falangista tiene prevista una marcha en Madrid el viernes, con una contramanifestación antifascista convocada para el sábado, en una nueva muestra de la tensión que genera la memoria de Franco.
El viernes tendrán lugar ceremonias en el palacio real y en el parlamento con motivo de la restauración de la monarquía española el 22 de noviembre de 1975.
Sin embargo, el descartado exmonarca Juan Carlos, designado por Franco como su sucesor y que desempeñó un papel crucial en la transición democrática, estará ausente en los actos.
Los escándalos financieros y extramatrimoniales han empañado la imagen del antiguo rey, quien abdicó en favor de su hijo Felipe VI en 2014 y comenzó un autoimpuesto exilio en Emiratos Árabes Unidos en 2020.
Juan Carlos volvió a suscitar controversia en España este mes con la publicación de sus memorias, donde expresa “un gran respeto” por Franco, “su inteligencia y su perspicacia política”.
