Los familiares de las víctimas se unirán este miércoles a los líderes políticos en un funeral de estado en conmemoración de las más de doscientas treinta personas fallecidas en las inundaciones del año pasado, que tendrá lugar en el aniversario de la tragedia.
El rey Felipe VI presidirá el acto, que dará comienzo a las seis de la tarde (diecisiete horas GMT) en Valencia, la tercera ciudad más grande de España, situada en la costa mediterránea.
Se prevé también la asistencia del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y del líder autonómico, Carlos Mazón, quien se encuentra en el punto de mira por su gestión de las peores inundaciones en una generación.
Les acompañarán los alcaldes de los setenta y ocho municipios afectados, la mayoría en la periferia sur de Valencia, y alrededor de ochocientos familiares de las víctimas.
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El evento tendrá lugar en un museo de la Ciudad de las Artes y las Ciencias, un complejo cultural y arquitectónico rodeado de láminas de agua.
El gobierno autonómico ha decretado un día de luto oficial, mientras que el municipio de Paiporta, epicentro del desastre, observará tres días de duelo.
“Cualquier día un poco nublado, se nota que no estamos bien, porque somos una sociedad traumatizada”, afirmó Marilo Gradoli, responsable de una asociación de afectados, a la AFP.
En el desastre natural del año pasado, las lluvias torrenciales provocaron inundaciones que segaron la vida de 229 personas en localidades cercanas a Valencia.
Siete personas más fallecieron en la vecina región de Castilla-La Mancha, y una en Andalucía.
La riada arrastró 130.000 vehículos y dañó miles de viviendas, generando 800.000 toneladas de escombros.
‘Completamente solos’
La administración autonómica de Mazón ha sido duramente criticada por no enviar las alertas a los móviles hasta las 20:11, cuando en algunos lugares ya había comenzado la inundación.
Esto ocurrió más de doce horas después de que la agencia meteorológica nacional hubiera emitido su alerta máxima por lluvias torrenciales.
A pesar de los indicios de graves inundaciones, Mazón prosiguió con un almuerzo de varias horas con un periodista el día de la catástrofe.
Él ha defendido su gestión de la crisis, argumentando que su magnitud era imprevisible y que las autoridades centrales no advirtieron suficientemente de la severidad de las precipitaciones.
La ira, así como la tristeza, siguen latentes entre los residentes de las zonas afectadas.
“Estuvimos realmente solos”, declaró Doly Murcia, de 50 años y vecina de Paiporta, donde murieron 56 personas y donde unos supervivientes, furiosos, lanzaron lodo a los monarcas y a Sánchez durante su visita posterior a la tragedia.
Más de cincuenta mil personas salieron a las calles de Valencia el sábado para exigir la dimisión de Mazón por su gestión de las inundaciones, en la más reciente de una serie de protestas.
Mazón ha sido frecuentemente abucheado en actos públicos, y algunas familias de las víctimas han pedido que no asista al funeral de estado.
No obstante, su partido, el conservador Partido Popular, que se encuentra en la oposición a nivel nacional frente al socialista Sánchez, ha insistido en que debe estar presente como representante del pueblo valenciano.
Una investigación judicial sobre la actuación durante la emergencia está en curso.
En el marco del sistema descentralizado de España, la gestión de desastres corresponde a las comunidades autónomas.
