España instauró por primera vez la prohibición de fumar en espacios cerrados el 15 de diciembre de 2005 y, ahora, dos décadas más tarde, el Gobierno pretende ampliar dicha restricción a ciertas áreas al aire libre.
A principios de los años 2000, España contaba con una de las cifras más elevadas de fumadores de Europa, especialmente entre la juventud. Fumar era una práctica habitual en todo tipo de locales —restaurantes, oficinas, cines y numerosos edificios públicos—.
Millones de no fumadores también se veían expuestos al humo del tabaco ajeno sin tener derecho a protestar.
Esta situación cambió radicalmente en 2005, cuando se promulgó la primera gran ley antitabaco en España, que entró en vigor el 1 de enero de 2006.
A partir de entonces, se prohibió el consumo de tabaco en la mayoría de los espacios públicos cerrados y en los centros de trabajo de todo el país, incluídas oficinas y transporte público.
No obstante, se permitía que bares y restaurantes habilitasen zonas específicas para fumar en el interior, siempre que contasen con algún tipo de ventilación; esta posibilidad también fue abolida cinco años después, en 2011.
Mientras que algunos celebraron el avance hacia espacios libres de humo, otros lo interpretaron como un ataque a las libertades individuales, generándose una firme oposición.
Sin embargo, con el tiempo la medida se ha asumido como normal y, en la actualidad, resulta extraño ver a alguien fumando dentro de edificios en España. Toda una generación ha crecido percibiendo esto como la norma.
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Ahora, veinte años después de las primeras leyes antitabaco, España intenta ir más allá para prohibir el consumo en ciertos espacios exteriores.
La nueva Ley Antitabaco persigue proteger la salud pública, especialmente la de colectivos vulnerables como menores y mujeres embarazadas.
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De ser aprobada, prohibiría el consumo de tabaco en terrazas de bares y restaurantes, campus universitarios, alrededores de colegios y parques infantiles, instalaciones deportivas, marquesinas de autobús y otras zonas abiertas de discotecas y salas de eventos.
Estas medidas también serán aplicables a los cigarrillos electrónicos y los productos de tabaco calentado.
Actualmente, el anteproyecto de ley se encuentra en el Parlamento. Cuenta con la aprobación del Consejo de Ministros, pero todavía debe ser debatido y sometido a votación para adquirir fuerza legal, además de recibir el visto bueno del Congreso de los Diputados.
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Esta iniciativa forma parte de un plan nacional más amplio que incluye medidas como la imposición del empaquetado genérico para los productos de tabaco y una regulación más estricta de los nuevos dispositivos, como los vapeadores y cigarrillos electrónicos.
Una vez más, no obstante, la propicia está generando numerosas críticas y rechazo, además de elogios por parte del sector sanitario. La hostelería, en particular, muestra su descontento con los planes para prohibir fumar en las terrazas, dado que sigue siendo una práctica enormemente popular en todo el país.
De ser aprobada, la ley podría entrar en vigor en todo el territorio nacional antes de 2027.
El consumo de tabaco en España alcanzó sus niveles más bajos en los últimos 30 años, según la última Encuesta sobre Alcohol y otras Drogas en España (EDADES) de 2024. El año pasado, el 36,8% de la población declaró haber consumido algún producto de tabaco en los últimos 12 meses, pero una de cada cuatro personas sigue fumando habitualmente.
Estas cifras continúan siendo muy superiores a las de otros países europeos como el Reino Unido, Portugal o Suecia.
