Un nuevo análisis revela que España es actualmente responsable de una quinta parte de todo el crecimiento del PIB en la zona euro, a pesar de constituir únicamente una décima parte de la economía del bloque.
Las cifras, proporcionadas por Oxford Economics y Haver Analytics, subrayan cómo el crecimiento en el área de la moneda común se concentra cada vez más en solo dos países: Irlanda y España.
Irlanda, que representa apenas un 4% del PIB de la eurozona, aporta aproximadamente el 40% de todo el crecimiento en 2025.
España contribuye con un 20%, dejando que el 86% restante de la eurozona genere el otro 40%.
El economista Ángel Talavera señala que la mitad del bloque se expande a un ritmo del 0,5% o inferior, lo que apunta a una estancamiento generalizado por debajo de la tasa de crecimiento global, que ronda el 1,4%.
El contraste con los pesos pesados tradicionales de Europa es notable.
Se prevé que Alemania, la mayor economía de la zona euro, crezca aproximadamente un 0,2% este año tras dos años de contracción.
Francia, que representa aproximadamente una quinta parte del bloque, tendrá un crecimiento del 0,7%.
Se pronostica que Italia, que contribuye en torno a un 15% al PIB de la eurozona, se expandirá solo un 0,4%.
En comparación, España se mantiene como uno de los actuaciones más destacadas de la eurozona.
La Comisión Europea espera un crecimiento del PIB cercano al 3% en 2025, tras un 3,2% en 2024.
Una sólida creación de empleo, el aumento de los salarios reales, la inmigración y cifras récord de turismo continúan apuntalando la demanda interna.
España también se ha beneficiado significativamente de los fondos de recuperación de la UE, destinando recursos a infraestructura digital, transporte y proyectos de energías renovables que han impulsado la inversión.
La desaceleración de Alemania viene impulsada por la debilidad de su producción industrial y los elevados costes energéticos, mientras que Francia se enfrenta a un bloqueo político, un sistema de pensiones insostenible y una baja confianza del consumidor.
Italia continúa lidiando con la escasa inversión y una elevada deuda pública.
Incluso el asombroso crecimiento de Irlanda es en cierta medida una quimera, inflado por los gigantes tecnológicos y farmacéuticos estadounidenses que canalizan beneficios globales y propiedad intelectual hacia las estructuras fiscales del país, más que por la actividad en la economía doméstica real.
En definitiva, esto sitúa a España como, efectivamente, la única gran economía genuinamente exitosa en la eurozona en estos momentos – y cada vez más, el motor que mantiene a flote las cifras de crecimiento del bloque.
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