España ante el espejo de Franco: Un historiador británico desmonta el mito del dictador

Hace cincuenta años esta misma semana, Francisco Franco falleció y la transición de España hacia la democracia pudo finalmente comenzar.

No obstante, tras medio siglo de su muerte, ¿estará regresando el espectro del diminuto dictador para acechar el panorama político moderno?

Puede que así sea, dado que el apoyo hacia Franco —dictador del país entre 1939 y 1975— experimenta un notable repunte al mismo tiempo que partidos de ultraderecha como Vox ganan terreno en las encuestas.

Las estadísticas son contundentes.

Según una reciente encuesta del CIS citada por El País, un 21,3% de los españoles considera que la etapa franquista fue ‘buena’ o ‘muy buena’ —incluyendo a casi uno de cada cinco jóvenes entre 18 y 24 años.

Más preocupante aún: otra encuesta revela que casi uno de cada cuatro miembros de la ‘Generación Z’ (entre 18 y 28 años) afirma que un sistema político autoritario ‘puede ser preferible’ a la democracia.

Y en un alarmante caso de amnesia histórica, solo seis de cada diez españoles saben que Federico García Lorca, el aclamado poeta de la ‘Generación del 27’, fue asesinado por las fuerzas franquistas durante la Guerra Civil.

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El nuevo libro de Giles Tremlett busca corregir la narrativa sobre el dictador fascista español, Francisco Franco.

Por ello, ha recaído en un prestigioso historiador británico la tarea de recordarle a España los horrores del hombre que llegó a ser conocido como El Generalísimo.

En su nueva obra, El Generalísimo: Franco, Giles Tremlett lo describe como un «oficial del ejército bajito y de voz aflautada» que sirve como advertencia de que «la mediocridad externa no es obstáculo para los implacablemente ambiciosos».

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El golpe de Estado de Franco contra el gobierno republicano de izquierdas, elegido democráticamente, alegando una supuesta «conspiración marxista-judía-masónica» para destruir España, condujo a más de medio millón de muertos durante la guerra civil subsiguiente.

Y luego, en un intento por «purificar» la nueva España, Franco fusiló a 20.000 personas —y amargó la vida de millones más, incluidas mujeres cuyos «derechos sobre sus cuerpos, hijos, trabajo y propiedades fueron recortados, congelados o traspasados a maridos y padres».

Para empeorar las cosas, Franco adoptó una política de posguerra basada en la autarquía —término que designa la autosuficiencia absoluta.

Dicho plan sumió a gran parte de España en la hambruna, hasta el punto de que el embajador británico llegó a quejarse de que el Caudillo vivía inmerso en una «densa niebla de autocomplacencia».

Sin embargo, con el boom turístico de los años sesenta, muchos recuerdan el régimen franquista como una época de éxito económico.

Para Tremlett, esa es una idea peligrosa.

«La ignorancia es peligrosa», concluye en un artículo para The Guardian. «No es sorprendente que casi uno de cada cinco jóvenes crea que su dictadura fue buena para España. La única forma de cambiar eso es romper el silencio y enseñar a los jóvenes españoles qué representó realmente el franquismo.»

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