España planea extender el permiso por duelo, otorgando a los trabajadores más tiempo para afrontar la pérdida de un familiar cercano.
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Durante años, un detalle de la legislación laboral española ha sorprendido tanto a locales como a recién llegados: ante el fallecimiento de un familiar próximo, los trabajadores solo tenían derecho a dos días de ausencia. Sin importar las circustancias ni el coste emocional.
Esto podría cambiar pronto.
El Ministerio de Trabajo de España ha alcanzado un acuerdo con los principales sindicatos del país para ampliar el permiso por duelo de dos a diez días, una medida que, según sus defensores, acerca por fin la ley a la realidad social. La propuesta también incluye un nuevo permiso para familias que afrontan cuidados paliativos, lo que supone una de las actualizaciones más significativas de los derechos laborales en los últimos años.
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Por qué la norma de los dos días ha sido criticada desde hace tiempo
Hasta ahora, la ley española ofrecía escaso margen para la compasión en materia de duelo. Dos días es la licencia estándar tras la muerte de un familiar cercano, un plazo que los sindicatos llevan años tachando de poco realista e incluso cruel.
Cualquiera que haya enfrentado una pérdida sabe que las secuelas prácticas y emocionales no se ciñen a una ventana de 48 horas. Existen gestiones funerarias, papeleo, desplazamientos, responsabilidades familiares, y sin olvidar la mera necesidad de respirar y asimilar lo sucedido.
Esa desconexión fue lo que impulsó a los sindicatos CCOO y UGT a presionar por una reforma, arguyendo que España estaba rezagada respecto a la realidad social y a las normas europeas.
El miércoles por la tarde, el Secretario de Estado de Trabajo, Joaquín Pérez Rey, confirmó que se había alcanzado un acuerdo para extender el permiso por duelo a diez días para familiares de primer grado, como padres, hijos o cónyuges.
Qué incluye realmente la reforma propuesta
De ser aprobada, la reforma modificaría varios aspectos clave de los permisos en momentos de pérdida.
Por el fallecimiento de un familiar de primer grado, los trabajadores tendrían derecho hasta a diez días laborales pagados, reemplazando el límite actual de dos días. Para familiares de segundo grado –como hermanos políticos o abuelos de la pareja– se mantendrían los dos días actuales, con la opción de ampliarlos si se requiere desplazamiento.
Uno de los cambios más relevantes es la flexibilidad. Se permitiría a los trabajadores decidir cómo usar su permiso, pudiendo tomarlo de forma consecutiva o distribuirlo, siempre que el total se consuma dentro de las cuatro semanas posteriores al fallecimiento.
La propuesta va más allá del duelo. El Ministerio de Trabajo pretende introducir un permiso retribuido de 15 días para trabajadores que cuiden de un familiar cercano en situación de cuidados paliativos. Este permiso podría dividirse en dos periodos dentro de un máximo de tres meses, reconociendo que estas situaciones raramente siguen una línea recta.
Además, se crearía un permiso de un día para trabajadores que acompañen a alguien en un proceso de eutanasia, reconociendo la carga emocional que conlleva para los implicados.
La reforma también amplía el derecho a solicitar una reducción de jornada para quienes cuiden a una persona en cuidados paliativos, un derecho que hasta ahora estaba limitado principalmente a padres de niños pequeños o cuidadores de personas con discapacidad.
Fuerte respaldo sindical, firme resistencia empresarial
Los sindicatos han acogido el acuerdo con rapidez, calificándolo como una corrección largamente esperada a un sistema obsoleto.
UGT describió la normativa actual como una “anomalía”, mientras que CCOO instó a los partidos políticos a actuar con sentido común y permitir que la reforma avance. Desde su perspectiva, el texto está listo para ser debatido y aprobado.
Los empresarios, sin embargo, lo ven de forma muy distinta.
Las organizaciones CEOE y Cepyme han rechazado la propuesta de plano, afirmando que no pueden aceptarla “en ninguno de sus elementos”. En un comunicado emitido tras la última reunión con el Ministerio, argumentaron que los cambios supondrían una carga adicional para las empresas.
Pérez Rey criticó su negativa a participar en el acuerdo final, sugiriendo que su oposición tenía poco que ver con la productividad o el absentismo, y más con un posicionamiento político.
El Parlamento tiene ahora la clave
A pesar del acuerdo con los sindicatos, la reforma aún no es ley. Los cambios requerirían modificar el artículo 37 del Estatuto de los Trabajadores, lo que significa que deben pasar tanto por el Consejo de Ministros como por el Congreso de los Diputados.
No será un trámite sencillo.
El panorama político español actual está fragmentado, y los recientes bloqueos legislativos —incluidos votos estancados vinculados a partidos regionales— hacen que la aprobación diste de estar garantizada. Aún así, el Ministerio de Trabajo insiste en que iniciará de inmediato negociaciones con los grupos parlamentarios para asegurar el apoyo necesario.
Por qué esto importa más allá del ámbito laboral
En esencia, el debate trasciende los días de permiso. Sus partidarios argumentan que la reforma refleja un cambio más amplio en cómo se concibe el trabajo y la vida personal. El duelo, la enfermedad y las responsabilidades de cuidado no se rigen por un horario, y esperar que los trabajadores vuelvan a la normalidad tras dos días envía un mensaje equivocado.
Para muchas familias, en especial aquellas sin redes de apoyo sólidas, los cambios propuestos podrían suponer una diferencia abismal. Disponer de tiempo para estar presente, organizarse y afrontar el duelo —sin temer consecuencias laborales— es algo que, según los sindicatos, debería considerarse un derecho básico.
Que el Parlamento español esté de acuerdo está por ver. Pero por primera vez en años, el país se cuestiona seriamente si su legislación laboral deja suficiente espacio para la humanidad cuando más se necesita.
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