El Shakhtar Donetsk solo ha perdido una vez en la liga de Ucrania esta temporada. Fue una derrota 4-1 contra el LNZ Cherkasy, un partido que fue como local para el Shakhtar en Lviv. Pero habían circunstancias difíciles. Pasaron mucha tiempo la noche anterior en un refugio por bombas.
Así es la vida para un equipo que intenta ser un símbolo de esperanza y resistencia para los aficionados en la región de Donbass durante la guerra en curso. Arda Turan, el ex mediocampista del Barcelona, es el hombre con el trabajo más difícil en el fútbol europeo.
“En la vida, nunca he sido una persona que busca excusas, pero ha habido situaciones que no podíamos preveer,” dice Turan a Sky Sports. Eso es poco decir. El Shakhtar acababa de regresar de un viaje largo a Aberdeen cuando pasó.
“Las bombas llegaron la noche antes del próximo partido. Bajamos al refugio. Puede parecer extraño pero no teníamos miedo, solo preocupación por nuestros seres queridos. No dormimos esa noche. Nunca sabemos realmente las circunstancias en que jugaremos.”
La inspiración vino después de la derrota. “Estaba triste porque era un partido muy importante para nosotros. Y este niño, Román, un gran aficionado del Shakhtar, que tuvo 35 cirugías por sus heridas cuando bombardearon su casa, vino a vernos al vestuario.”
Turán revela: “Él me dijo: ‘Señor, no esté triste. En la vida hay días buenos y días malos. Tiene que seguir adelante.’ Esta fue una lección de vida de un niño de ocho años que ha sido operado 35 veces.” Aún ahora, Turan se emociona al recordarlo.
“Sí, el fútbol es importante. Y tenemos que respetar el trabajo y darlo todo por la gente que nos sigue. Pero, por otro lado, es entretenimiento, no es tan real como la vida. Tenemos que entender la diferencia. Fue Román quien me dio esa lección de vida.”
Turán es un personaje impresionante. Con 38 años, es uno de los entrenadores jóvenes más brillantes de Europa, luego de llevar al Eyupspor al ascenso y luego a un puesto entre los seis primeros en su Turquía natal. Tenía opciones para su próximo paso. Entonces, ¿por qué eligió al Shakhtar Donetsk?
“Necesitas salir de tu zona de confort para tener éxito,” explica. “Sí, este es un gran desafío con jugadores muy jóvenes. Pero es la oportunidad para desarrollar un equipo, para aprender y competir al mismo tiempo. Quiero esta responsabilidad. Creo que puedo aprender mucho aquí.”
Seis meses a cargo del Shakhtar ya le han presentado más de lo que un entrenador esperaría encontrar en años en otro lugar. Dejando a un lado las emociones, la parte práctica es muy demandante. Incapaces de jugar en su propia ciudad, es una vida en el camino.
“En un club normal, puedes regresar a tu casa unas horas después de un viaje. Aquí, no es así. A veces toma más de un día y solo puedes comenzar a trabajar otra vez después de 48 horas.” No es fácil cuando el Shakhtar está en Europa, jugando efectivamente cada partido como visitante.
Sus primeros partidos de local en Europa fueron en Eslovenia, antes de cambiar a Polonia para los partidos de grupo de la Conference League. Lviv alberga sus partidos de local en la liga doméstica. El desafío de Turan es convertir las dificultades logísticas y la adversidad en motivación.
“Intentamos usarlo a nuestro favor. Cuando estás en medio de una guerra y la gente hace sacrificios tan grandes, definitivamente debes hablar de estas cosas. ¿Por qué están aquí jugando al fútbol? ¿Por qué dejar a sus familias en medio de una guerra? Tiene que tener sentido.”
“Creo que lo hemos convertido en algo positivo e intentamos divertirnos mucho también y tratar de estar alegres todo el tiempo. Tenemos muchos jugadores jóvenes brasileños que intentan adaptarse y manejar ese lado psicológico, pero hay momentos en que es agotador.”
“Tenemos muchos adolescentes que necesitan más descanso que los jugadores con experiencia, así que a menudo nos vemos obligados a cambiar el equipo. Desafortunadamente, simplemente no puedes jugar con el mismo equipo tres días después con la cantidad de viajes que tenemos. Es como invitar a una lesión.”
Desde afuera, quizás no sea tan sorpresa que el Shakhtar esté primero en la tabla con Turan, dado que han sido campeones de Ucrania en 15 ocasiones desde el cambio de siglo. Pero esa victoria en la Copa de la UEFA en 2009 fue una era diferente a esta, en realidad.
“El equipo que tengo es un equipo muy diferente de los equipos anteriores del Shakhtar,” dice Turan. El año pasado terminaron en tercer lugar, pero luego vendieron a sus estrellas Kevin y Heorhii Sudakov al Fulham y al Benfica. Otros jugadores importantes ahora están lesionados.
“Perdimos algunos jugadores, pero el equipo ahora está lleno de futbolistas jóvenes que pueden mejorar. Esa era la estrategia del club. Yo estuve de acuerdo y lo respeto. En vez de comprar jugadores ya completos, queremos ir con jugadores que tienen mucho potencial.
“Isaque tiene 18 años, Kaua [Elias] tiene 19, Lucas Ferreira tiene 19, [Luca] Meirelles tiene 18. A veces van a jugar mal porque son solo jovenes, pero no les quitamos su derecho a cometer errores. Y, cuando ganas, la felicidad se siente completamente diferente.”
Kaua anotó en la última victoria europea del Shakhtar, un partido que estuvo entre victorias contra los campeones Dynamo Kyiv y un triunfo de 7-1 contra el SK Poltava. “Los jugadores jóvenes son un orgullo. Me están convirtiendo en un entrenador más valiente.”
A pesar de eso, Turan habla de tener que adaptar sus tácticas por su situación inusual. “A veces no podemos presionar. Este es un equipo que jugaba con 40,000 o 50,000 aficionados y ahora juega frente a 2,000 espectadores. La motivación es un desafío.”
Pero está encontrando nuevas formas, entrenando al equipo en inglés y en español. Para esta entrevista, él vuelve al turco cuando la conversación cambia de tema. “Prefiero usar mi lengua materna para discutir asuntos más sensibles,” explica.
Y con eso, sus pensamientos regresan al joven Roman y una responsabilidad que pesa mucho en sus hombros. Él quiere que el Shakhtar Donetsk sea campeón de Ucrania otra vez. “Realmente quiero ganar el título para él,” dice. “Es como un sueño para mí hacerlo.”
