Las jugadoras de la WNBA luchan por ser reconocidas igual que los hombres. Una tendencia extraña ha frenado su progreso. —AP
Después de que Caitlin Clark sorprendió a la liga en su primer año, el tema principal en la WNBA fue el salario igualitario.
Pero en las últimas dos semanas, eso pareció olvidarse, porque los comentarios sobre la "W" se convirtieron en una broma de mal gusto.
La WNBA enfrenta una distracción rara e inesperada: juguetes sexuales lanzados a la cancha durante los partidos. Estos incidentes aumentaron en Atlanta, Chicago, Los Ángeles, Phoenix y Nueva York. El 1 de agosto, hubo un momento casi peligroso en Los Ángeles cuando un objeto casi golpeó a Sophie Cunningham de Indiana. Otro incidente pasó segundos antes de que Atlanta Dream ganara contra Chicago Sky el 3 de agosto, sumándose a estas perturbaciones.
Los responsables—muchos dicen que son "bromas" o intentos de ser virales—enfrentan cargos penales, pero el caos sigue. La policía arrestó a varias personas, pero los objetos pasan los detectores de metales por su material. Con jugadoras y fans preocupados por su seguridad, esto empeora la lucha por respeto en el deporte femenino.
"Todos queremos que la WNBA no sea una broma y se tome en serio, y luego pasa esto", dijo Cunningham en su podcast. Su frustración refleja lo que sienten muchas en la liga. Las jugadoras, que ya pelean por igualdad salarial, ahora deben lidiar con faltas de respeto que menosprecian su trabajo.
La WNBA ha avanzado: récords de asistencia, más audiencia en TV e inversiones muestran que se la toma en serio. Pero estos incidentes recuerdan que la lucha por igualdad va más allá de lo económico. Aunque la liga crece, las jugadoras aún deben demostrar que son atletas profesionales, no el chiste de alguien.
"Es ridículo, tonto, estúpido", dijo la entrenadora Lynne Roberts de Los Angeles Sparks. "También es peligroso. La seguridad de las jugadoras es lo más importante, respetar el juego… Es muy estúpido".
A pesar del mayor interés en la WNBA, esta distracción muestra el desafío constante del deporte femenino: ser respetado como parte igual del mundo deportivo. —AP
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