El llamado ‘milagro económico’ español, iniciado a finales de los años cincuenta, transformó una economía castigada por la guerra y que no se había visto favorecida por la política autárquica y el aislamiento internacional previos. Los tecnócratas que pilotaron dicho milagro identificaron sectores clave para el desarrollo. El turismo fue, sin duda, uno de ellos. La fabricación de automóviles, otro.
El automóvil icónico de aquella época fue el Seat 600. Fabricado bajo licencia de Fiat, su producción comenzó en 1957 y se prolongó hasta 1973. Se construyeron casi ochocientos mil unidades. Cuando los últimos ejemplares salieron de la cadena de montaje, una pancarta en honor al vehículo rezaba: “Naciste príncipe; mueres rey.”
Existe cierta nostalgia por el 600. De ahí que haya coleccionistas y aficionados. Pero, en Mallorca, también se ha despertado un interés delictivo. Los robos de Seat 600 preocupan seriamente. Recientemente, se sustrajeron dos en el barrio palmesano de Son Ferriol —uno de un garaje y otro de una propiedad privada. Un aficionado comenta: “No lo entendemos, pero parece que nos enfrentamos a una auténtica mafia”.
Él descarta que los robos se deban a su desguace o a la venta de piezas en el mercado de segunda mano o negro. “Las piezas de recambio no son caras, y los que tenemos un 600 nos conocemos y sabemos dónde conseguirlas”. Uno de los 600 robados en Son Ferriol ni siquiera tenia frenos; estaba pendiente de reparación.
La hipótesis que se baraja es que los vehículos se están vendiendo como objetos decorativos en el mercado negro de países fuera de España. De ser así, se teme que otros modelos puedan convertirse en objetivo, como la scooter Vespa Primavera, presentada por primera vez en 1967.
