El USS Gerald Ford se dirige al Caribe y España podría verse afectada

Primer Ministro de España, Pedro Sánchez; Presidente de Estados Unidos, Donald Trump; y Presidente de Venezuela, Nicolás Maduro.
Crédito: Oscar Gonzalez Fuentes, Jonah Elkowitz, Humberto Matheus / Shutterstock

El USS Gerald R. Ford, el futuro buque insignia de portaaviones de la Armada estadounidense, ha transitado oficialmente por el Estrecho de Gibraltar y se dirige ahora hacia el Caribe, un movimiento que algunos podrían interpretar como una estratagema de Estados Unidos para incrementar la presión sobre Venezuela.

Aunque la Armada de EE.UU. describe oficialmente este despliegue como una “misión programada… para apoyar a las Fuerzas Navales de EE.UU. en Europa-África”, su timing en medio de crecientes tensiones ha suscitado recelo.

Crecen las tensiones con Venezuela

Recientes indicios desde Washington sugieren una creciente preocupación por el poder de Nicolás Maduro, particularmente en un ambiente de inestabilidad geopolítica y ansiedad electoral.

Lo Más Leído en Euro Weekly News

Un grupo de ataque de portaaviones estadounidense en el Caribe supondría una demostración visible de proyección de fuerza.

Mientras tanto, España podría encontrarse en aguas turbulentas, en términos diplomáticos. A pesar de la llamativa demostración de fuerza, Madrid ha mantenido históricamente una relación aceptable con Maduro, prefiriendo el diálogo frente a la confrontación.

José Luis Rodríguez Zapatero, ex Presidente del Gobierno español, ha mantenido lazos estrechos con el liderazgo venezolano, llegando a actuar incluso como mediador informal.

USS Gerald R. Ford en la Bahía de Palma. Crédito: Pilot Jack Doherty

El posicionamiento diplomático de España

El papel de Zapatero no ha pasado desapercibido en los círculos europeos. De hecho, una pregunta escrita presentada al Parlamento Europeo expresó preocupación por su estrecha relación con el régimen de Maduro.

LEAR  Indignación tras el vertido de 450 kg de residuos peligrosos que contienen amianto mortal al lado de las viviendas de expatriados británicos en la Costa Blanca de España.

Dicha pregunta alega que Zapatero ha actuado como un interlocutor clave entre Madrid y Caracas, incluso como parte de la influencia del Partido Socialista Obrero Español.

El gobierno español de Pedro Sánchez reconoció públicamente al líder de la oposición Juan Guaidó como presidente interino de Venezuela. Dicho reconocimiento se formalizó en una declaración pública el 4 de febrero de 2019 desde La Moncloa, la web oficial del gobierno.

¿Qué supondría para España una caída de Maduro?

Si el régimen de Maduro se debilitara o colapsara, España podría enfrentarse a un intenso escrutinio. La comunicación mantenida por Madrid en el pasado y su apoyo a la mediación a través de figuras como Zapatero podrían verse sometidos a presión pública y política.

Un gobierno post-Maduro en Venezuela podría implicar que la transparencia sobre los acuerdos pasados exponga discusiones potencialmente sensibles para España.

Esto, a su vez, podría reconfigurar el papel geopolítico de España en América Latina. Un nuevo gobierno venezolano podría alinearse más estrechamente con las normas democráticas europeas, pero también podría exigir un ajuste de cuentas histórico, especialmente en lo relativo al apoyo y la mediación internacional previos.

Los venezolanos en España siguen de cerca la situación

Las comunidades venezolanas en España, de las cuales muchas huyeron de la turbulencia económica y política, están siguiendo con suma atención el desarollo de los acontecimientos. Cualquier cambio en Caracas tiene un profundo carácter personal para ellos, con vínculos potenciales con su tierra natal y un deseo de rendición de cuentas. Un nuevo gobierno podría significar una reevaluación de las antiguas alianzas tejidas por España, lo que podría reabrir heridas o, potencialmente, ofrecer un nuevo comienzo.

LEAR  Comunidad Valenciana asumirá la Vicepresidencia de la Comisión Económica de la UE

Una pausa para la reflexión

Que el USS Gerald Ford se dirija al Caribe puede ser una señal poderosa, pero no es una garantía de cambio en Venezuela.

Para España, la cuestión clave quizá no sea si se producirá un cambio en Caracas, sino cómo navegará Madrid las consecuencias políticas si este finalmente ocurre.