El superyate más ecológico del mundo regresa a Mallorca

El buque insignia de la navegación sostenible, el superyate The Black Pearl, ha sido avistado nuevamente en las costas de Puerto Portals, captando la mirada de residentes, turistas y la pujante comunidad expatriada de Mallorca. Con sus 106,7 metros de eslora, esta embarcación a vela, una de las más sofisticadas jamás construída, perteneció en su día al fallecido magnate e ingeniero ruso Oleg Burlakov, y se cree que hoy permanece en manos de su familia.

Botado en 2016 y entregado en 2018, el Black Pearl es un hito de la ingeniería naval ecológica. Sus tres emblemáticos mástiles DynaRig sostienen cerca de 3.000 metros cuadrados de velas, cada una integrada con tecnología para captar energía solar. Gracias a sus sistemas de energía renovable, es capaz de cruzar el Atlántico consumiendo apenas 20 litros de combustible, una hazaña inigualable para un yate de sus dimensiones.

Ingeniería que redefinió la navegación moderna

Construido por el astillero holandés Oceanco, el Black Pearl nació bajo el nombre "Proyecto Solar", un reflejo de la ambición de crear un yate a gran escala que generase y almacenase su propia energía limpia. La nave incorpora un casco de acero, una superestructura de aluminio y mástiles de fibra de carbono, diseñados para reducir peso y optimizar el rendimiento.

Uno de sus sistemas más innovadores es la propulsión regenerativa: al navegar a vela, el movimiento de la hélice de paso variable a través del agua genera electricidad. Combinado con un extenso sistema de baterías y tecnología de captura de calor, el Black Pearl transforma el viento, el sol y el movimiento en energía útil que reduce las emisiones.

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Este enfoque revolucionario se basó en el legado de grandes veleros como el Maltese Falcon, el Athena y el Mirabella V, pero llevó el sistema DynaRig a una nueva era. Aunque cada año arriban a los puertos mallorquines más superyachts, el Black Pearl sigue destacando por su escala, ingeniería y credenciales medioambientales.

Un diseño que desafió los límites

El desarrollo del yate comenzó en 2010, cuando se encargó al diseñador Ken Freivokh la forma del barco y reunir al equipo que había ayudado a crear el Maltese Falcon. La colaboración de Freivokh con Dykstra Naval Architects permitió avances significativos en el diseño de los mástiles y el rendimiento del aparejo. El concepto inicial de 96 metros evolucionó mediante extensos estudios técnicos realizados por Devonport Yachts, antes de que se seleccionase a Oceanco para su construcción.

Durante esta fase, el diseño siguió evolucionando con las aportaciones del propietario, alcanzando finalmente su longitud definitiva de 106,8 metros. El yate terminado realizó sus pruebas de mar antes de ser entregado a principios de 2018.

Su último propietario, Oleg Burlakov, fue un destacado industrial con intereses en banca, construcción, energía y manufactura. En el momento de su fallecimiento, la revista Forbes Rusia estimaba su fortuna en cerca de 3.000 millones de libras.

Hoy, cada vez que el Black Pearl aparece frente a la costa mallorquina –como lo ha echo esta semana en Portals–, se erige como un recordatorio palpable de cómo el lujo y la sostenibilidad pueden coexistir, y de por qué las Baleares siguen siendo un imán para los superyachts más extraordinarios del mundo.