COPACABANA, Bolivia (AP) — Más de 50.000 personas de Bolivia y Perú hacen una peregrinación cada agosto a Copacabana, a las orillas del Lago Titicaca, para honrar a la patrona de Bolivia, la Virgen de Copacabana. En el evento principal, una réplica de la talla en madera de la Virgen María guía la procesión.
Su fiesta oficial es el 2 de febrero, coincidiendo con la Candelaria, pero el 5 de agosto conmemora su coronación canónica como patrona de Bolivia por una bula papal en 1925. Este año cumple 100 años.
"Ella me ha concedido varios milagros," dijo Elizabet Valdivia, quien viajó 12 horas desde Arequipa, Perú. "Nos dió un auto, me ayudó a criar a mi hijo y siempre le pido que cuide de nuestros trabajos."
El nacimiento de un ícono sagrado
La basílica de la Virgen de Copacabana guarda su imagen desde el siglo XVI. Su historia comienza en 1583, cuando Francisco Tito Yupanqui, descendiente inca, talló una figura en su honor.
Marcela Cruz, guía del museo, cuenta que Yupanqui soñó con la Virgen y moldeó una figura de arcilla. Al ser rechazado, caminó cerca del lago. "Allí, vió a la Virgen como una doncella inca," dijo Cruz. "Por eso su imagen es sencilla."
Inspirado, Yupanqui viajó a Potosí, donde talló la imagen actual en un tronco de maguey. Cuando regresó, Copacabana estaba ocupada por los españoles, y los pueblos aymara y quechua eran evangelizados.
"Llegó al amanecer del 2 de febrero, y los aymaras e incas se inclinaron ante ella," relató Cruz.
Un santuario de fé y agradecimiento
El museo exhibe cientos de ofrendas, como capas bordadas en oro, coronas de plata y cartas en braille.
"La Virgen acoge a todos sus hijos, sin importar su raza," dijo el fray Itamar Pesoa. "En Bolivia, ella es la reina."
Según Pesoa, peregrinos de Sudamérica le agradecen por milagros: mujeres que lograron ser madres, enfermos que sanaron. Desde el 4 de agosto, se celebran misas diarias en su honor.
"Esta devoción pasa de generación en generación," añadió Pesoa.
La imagen original no ha salido en procesión desde 1925, pero los fieles veneran sus réplicas. En una capilla cercana, encienden velas —una por cada milagro— y esperan a que se consuman.
Sandra Benavides, de Cuzco, encendió una vela por salud. Hace años, un accidente casi la mata, pero la Virgen la salvó.
"La Virgen de Copacabana es milagrosa," dijo. "Es como la madre que nunca tuve."
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