Las conversaciones se han roto. El sindicato UGT ha abandonado la mesa y el lunes iniciará el proceso de convocatoria de una huelga en el sector hostelero. Hasta 180.000 trabajadores de Baleares serán llamados a una serie de paros que comenzarán el jueves 10 de julio y se prolongarán durante todo el mes, sumando un total de seis días. Tras el 10 de julio, habrá más paros los días 18, 19, 25, 26 y 31 del mismo mes.
Tras una maratoniana jornada de negociaciones en la que se esperaba alcanzar un acuerdo definitivo —o, en su defecto, un acercamiento suficiente para evitar la huelga—, la mesa entre empresarios y sindicatos colapsó. Los desacuerdos sobre el porcentaje de subida salarial para los próximos tres años fueron el principal punto de fricción, aunque no el único. Las posturas siguen muy alejadas en temas clave como las bajas por enfermedad (los hoteleros quieren reestructurar estos pagos para contrarrestar el absentismo, algo que UGT y CCOO han marcado como línea roja).
En cuanto a las negociaciones salariales, la demanda sindical se redujo del 17% al 16% (inicialmente pedían un 19%), mientras que la patronal no se movió del 11% ofrecido (empezaron con un 8.5%) durante la subcomisión del lunes. Las negociaciones se pausaron al mediodía, con un descanso pactado para comer antes de volver a la mesa. La intención era cerrar el acuerdo el jueves o, al menos, dejarlo muy avanzado, pendiente solo de una última reunión. La vicepresidenta ejecutiva de la Federación Hotelera de Mallorca, María José Aguiló, declaró: «Seguimos en un punto de negociación abierta».
Hacia las 18:30, representantes de UGT decidieron abandonar la reunión, mostrando su frustración —ni siquiera firmaron el acta— ante lo que consideraron un bloqueo deliberado de la patronal (federaciones hoteleras, restauración y ocio nocturno), con ofertas inaceptables. José García Relucio, secretario de la Federación de Servicios, Movilidad y Consumo, afirmó: «No aceptaremos ni un paso atrás en derechos adquiridos. Vinimos a mejorar condiciones, no a empeorarlas».
Los sindicatos habían valorado positivamente la propuesta patronal de garantizar nueve meses de empleo y alargar contratos según la temporada, otra de sus demandas clave. Pero no fue suficiente. Héctor Gómez, de CCOO, señaló que las propuestas «inaceptables» en casi todos los demás puntos habían hecho inviable el acuerdo.
«Desde el principio dijimos que no aceptaríamos estas condiciones». El portavoz de CCOO confirmó su apoyo total a la huelga y que el viernes presentarán la papeleta ante el TAMIB (Tribunal Arbitral de Baleares) para solicitarla.
El presidente de la Federación Hotelera, Javier Vich, calificó la convocatoria de huelga como un «fracaso» de las partes y criticó la postura sindical: «Se centran en lo salarial y no valoran otros puntos empresariales». La federación insistió en que su oferta del 11% era «firme», salvo que hubiera «concesiones sustanciales en flexibilidad, organización interna y absentismo». También destacaron su disposición a negociar garantías laborales de nueve meses: «Una demanda histórica que resolveríamos». Sin embargo, tildaron de «insuficiente» la exigencia sindical del 16% (CCOO no bajará del 15%), esperando «propuestas más realistas».
Finalmente, los desacuerdos sobre absentismo y descansos semanales torpedearon las negociaciones. «Lamentamos la actitud de UGT, que desde el primer momento amenazó con huelga, envenenando el clima», dijo Aguiló.
«Hubo acuerdos en temas menores», explicó, pero el sindicato «no escuchó razones» y optó por romper, llevando la amenaza de huelga a su extremo. La vicepresidenta añadió que podría prorrogarse un año el convenio actual si fuese necesario. La federación aseguró que seguirá trabajando por un «acuerdo justo» para evitar los paros.
