Existen restaurantes «populares» y luego está La Rosa: una institución palmesana cuyo bullicio constante y fiable la dota de una energía vibrante desde el mismo instante en que se traspasa su umbral. Es el lugar que los locales recomiendan con devoción, del que los expatriados hablan en voz baja y por el que los visitantes se dan de cabezadas por no haber reservado con mayor antelación. Y he ahí el único inconveniente real con el que uno puede toparse: conseguir mesa. Las reservas ‘online’ se agotan con celeridad, y la cola para entrar sin reserva es un elemento permanente a las puertas del local. Pero créannos: la espera merece cada minuto de sobra.
En su interior, La Rosa domina esa fusión natural de estilo y tradición. No es una temática impostada; es una cuestión de energía. Ristras de ajos, guindillas secas y jamones en cura marcan el carácter, mientras que taburetes altos y mesas contribuyen a mantener un ambiente deliberadamente informal. Es la tasca que parece llevar una eternidad existiendo, pero con un toque más contemporáneo y sofisticado.
Desde la barra, recomendariamos sin ambages cada uno de los platos. Las ostras, frías y salobres; las sardinas, intensas y ahumadas; y la gilda, perfectamente equilibrada con su punto justo de picante, es una de las mejores que hemos probado en Palma. Tampoco se salte el pan de masa madre casero: es de esa clase de pan que le hace replantearse a uno cómo debería saber realmente un sourdough.
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Aclamado como uno de los mejores restaurantes de tapas en Palma
Nuestros entrantes destacados fueron excepcionales. Los cogollos de Tudela con tartar de tomate y anchoa son una revelación: ingredientes sencillos elevados a un plano refinado e inolvidable. La flor de alcachofa con panceta curada llega bellamente caramelizada y de una textura increíblemente tierna, mientras que las croquetas de cordero con mayokimchi resultan lúdicas, contundentes y absolutamente adictivas.
Luego llegaron los platos que cimentan la reputación de La Rosa. Los huevos rotos con estofado de rabo de toro son ese tipo de comfort food que acalla las conversaciones. Las gambas al ajillo con jamón ibérico son una decadente y ajadísima perfección, y la croqueta de costilla de ternera es tan sedosa y sustanciosa que casi resulta un insulto para el resto de croquetas.
Justo cuando creíamos haber alcanzado el clímax, la cocina nos sirvió la secreto ibérico con parmentier trufado y pistachos: un plato que roza la alta cocina sin dejar de sentirse inequívocamente español. Es una muestra de un nivel culinario superior y un recordatorio de por qué La Rosa es considerada, de forma unánime, el mejor restaurante de tapas de Palma.
Para los expatriados en Mallorca que busquen el establecimiento gastronómico definitivo, uno que celebre la cocina española con pasión, precisión y autenticidad, La Rosa es ese lugar. Una visita obligada y un restaurante que justifica con creces su estatus de leyenda.
www.larosatroupe.com/es/marca/la-rosa-vermuteri-colmado
971 77 89 29