Paul Kirby
Editor digital de Europa
BBC
Pocas escenas muestran tanto el esplendor británico y su poder blando como el Rey y la Reina en un desfile de carruajes por las pintorescas calles de Windsor. Este martes, se unirán a ellos Emmanuel y Brigitte Macron en la primera visita de estado de un presidente francés desde 2008, y la primera de un líder de la Unión Europea desde el Brexit.
El Príncipe y la Princesa de Gales también estarán presentes: habrá un saludo real y Macron inspeccionará una guardia de honor. Pero en un momento de tensión en Europa, esta visita de tres días a Windsor y Londres promete mucho más que ceremonias.
Existe una esperanza real de que estos días marquen una diferencia para ambos países.
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Macron y Starmer viajaron recientemente en tren a Kyiv con la canciller alemana, enviando un fuerte mensaje de apoyo a Ucrania en un momento en que el compromiso de EE.UU. parecía flaquear.
Macron hablará ante diputados y pares en Westminster, y él y Brigitte disfrutarán de un banquete de estado en Windsor. El viaje culminará con una cumbre Reino Unido-Francia, copresidida por Sir Keir Starmer y Macron, donde ambos gobiernos esperan llegar a un acuerdo sobre la devolución de migrantes irregulares.
Además, conectarán por video con el líder ucraniano para mantener el suministro de armas a su ejército.
Pero la pregunta clave es qué tan alineados pueden estar realmente y si podrán superar la desconfianza post-Brexit.
Y, considerando que el viaje incluirá gran pompa —desde las calles de Windsor hasta la Galería Real del Palacio de Westminster—, ¿qué tan crucial es el papel del Rey Carlos III en esta diplomacia?
Reiniciando una "asociación única"
Hace menos de dos meses, Reino Unido y la UE acordaron "reiniciar" relaciones en Londres. Los lazos con Francia, en particular, mejoraron notablemente, impulsados por entendimiento personal y necesidad estratégica.
Ambos países comparten mucho: son potencias nucleares y miembros del Consejo de Seguridad de la ONU. También buscan actualizar un pacto de defensa de 15 años, los Tratados de Lancaster House, que crearon una fuerza expedicionaria conjunta de 10,000 soldados.
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Macron ha visto mucho a Sir Keir últimamente en cumbres en Londres, Canadá y La Haya, y Starmer ha visitado Francia cinco veces desde ser primer ministro.
"Es una asociación única", dice Sylvie Bermann, exembajadora francesa. "Será crucial en el futuro".
Todo esto no pasará desapercibido para el presidente estadounidense Donald Trump, quien también tiene programada una visita de estado en septiembre.
El Rey Carlos: "Más que un símbolo"
El Rey Carlos, de 76 años, ya ha manejado compleja diplomacia este año. Macron fue el primer líder europeo en visitar a Trump en febrero, pero fue Starmer quien le entregó una invitación personal del Rey.
Carlos también recibió al presidente ucraniano Zelensky en Sandringham y Windsor, elogiando el heroísmo ucraniano. Antes de ser rey, acumuló décadas de experiencia en asuntos internacionales y habla francés fluidamente.
"Es mucho más que una figura decorativa", dice el analista Richard Fitzwilliams.
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El Castillo de Windsor, con siglos de historia, ha alojado antes a presidentes franceses. Pero hay un significado especial en que los Príncipes de Gales reciban a los Macron, mientras Catalina se recupera de su tratamiento contra el cáncer.
Carlos y Macron han ayudado a resetear relaciones entre ambos países y, por extensión, con la UE. "Siempre ha tenido una buena relación con Francia", destaca el columnista Marc Roche.
El difícil tema de la migración
En la cumbre, también se abordarán energía nuclear, IA y cultura. Pero los titulares se centrarán en defensa y migración.
Defender a Ucrania será prioritario. "Nuestra relación en defensa es más cercana que con cualquier otro país", dice Bermann.
La migración es el mayor desafío. Ambos países quieren un acuerdo para devolver migrantes y frenar los cruces en barcas. Francia insiste en que Reino Unido debe reducir los "factores de atracción".
Algunos críticos tachan el posible acuerdo de "patético", pero otros, como Meghan Benton del MPI, creen que podría ser un modelo para Europa: "Lo que funcione en el Canal también podría aplicarse en el Mediterráneo".
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El Rey Carlos pidió a ambos países "revitalizar su amistad" durante su visita a Francia en 2023.
Este viaje demostrará, tanto en relaciones personales como en políticas concretas, si ese llamado ha sido respondido.