John Sudworth
Reportando desde Kyiv
Servicios de Emergencia de Ucrania
Oleksandr Volobuev fue uno de los muchos que se apresuraron a rescatar a 48 niños de un jardín infantil después de que fuera alcanzado por un dron ruso.
Aunque avanza, el cuerpo de Oleksandr Volobuev está ligeramente ladeado, como si se estuviera enfrentando al aire mortal que aún se arremolina con escombros cayendo y humo.
Con el rostro en cuidadosa concentración, el Mayor General del Servicio de Protección Civil de Ucrania sostiene firmemente un precioso bulto, envuelto para protección en su abrigo – y del cual sobresalen dos pequeños zapatos rosados.
Es una imagen impactante de un rescate dramático en una guardería de la ciudad oriental de Kharkiv, después de un devastador impacto directo de un dron ruso.
No es sorpresa que se haya vuelto viral, capturando la imaginación tanto del público ucraniano como del mundial.
Con 48 niños atrapados en un refugio dentro del edificio en llamas, no fue el único acto de valentía ese día, ni de lejos.
Pero pocas fotografías resumen mejor el creciente impacto de la invasión a gran escala de Rusia en la vida cotidiana, donde los más vulnerables de Ucrania, incluyendo los niños, ahora soportan lo peor.
"Recibimos la llamada de que había habido un ataque al jardín infantil," me contó Oleksandr Volobuev. "Y, por supuesto, sabiendo que habría niños allí, partimos con un estado de cierta ansiedad."
Él no esperaba que al final de ese día, como resultado de llevar a esa niñita a un lugar seguro, se encontraría siendo aclamado como un héroe nacional.
En un instante capturado por la cámara, el pueblo ucranio vio no solo la realidad de la nueva estrategia de Rusia – sus crecientes ataques a infraestructura civil – sino también una representación clara de su propia resiliencia y desafío.
Cuarenta y ocho niños fueron rescatados y se puede ver al Mayor General Volobuev llevando a una niña a un lugar seguro a los 14 segundos de este video.
Es imposible saber por qué la Academia Honey, ubicada en un edificio de ladrillos de dos pisos en el distrito Kholodnohirsky de Kharkiv, fue alcanzada por un dron Shahed.
El zumbido bajo y amenazador de esas armas de diseño iraní, que llevan una carga letal de 50 kg, ahora es demasiado familiar, no solo para los soldados en el frente, sino para los ucranianos en todas partes.
Aunque pueden ser devastadoramente precisos, el gran volumen que Rusia está disparando – con múltiples oleadas de drones en cada ataque a ciudades en todo el país – significa que algunos inevitablemente fallan.
Rusia ha negado regularmente apuntar a áreas residenciales, pero los mapas de la ciudad no muestran objetivos militares obvios en las inmediaciones del jardín infantil, y el gobierno ucraniano ciertamente habló de ello como deliberado.
"No hay justificación para un ataque a un jardín infantil, ni nunca la puede haber," dijo el Presidente Volodymyr Zelensky poco después del ataque. "Claramente, Rusia se está volviendo más descarada."
Reuters
El jardín infantil Honey fue gravemente dañado durante el ataque.
Fedir Uhnenko también estaba con uno de los equipos de emergencia que se apresuraron a responder al ataque.
Normalmente, como oficial de prensa del Servicio de Defensa Civil, él no está tan involucrado en el trabajo de primera línea.
Pero esta vez, viendo el desastre desarrollarse frente a él, supo que tenía que actuar.
"Hubo una enorme explosión y había horror en sus ojos," me dijo, al encontrar a los niños apiñados en el sótano del edificio.
Por suerte, tras la alarma de ataque aéreo que sonó antes del ataque, los niños se habían refugiado en el refugio de la escuela allí.
Pero con el fuego aún ardiendo, el techo destruido y el edificio llenándose de humo y polvo, todavía estaban en peligro.
Sus colegas, así como miembros del público que vinieron a ayudar, se adelantaron uno por uno para cargar un niño.
Servicios de Emergencia de Ucrania
Fedir Uhnenko tranquilizó a un niño pequeño mientras lo llevaba a un lugar seguro.
Como Oleksandr, su comandante de mayor rango, Fedir fue fotografiado llevando a un niño a un lugar seguro. En su caso era un niño pequeño, a través de los escombros y el humo.
"Lo tranquilizaba todo el tiempo, le decía que todo estaba bien, que no había nada de qué preocuparse," explicó.
"Cuando salimos del edificio, había un coche en llamas. Nuestros chicos lo estaban apagando. Y, sabes, me sorprendió que el niño no llorara. Ciertamente había miedo en sus ojos."
"Le dije, adelante, abrázame tan fuerte como quieras. Yo soy bastante grande y, como puedes ver en la foto, él me agarró muy fuerte."
Al final, él cumplió dos roles: el trabajo de rescate y también su trabajo habitual. La cámara en el casco de su trabajo como oficial de prensa grabó todo, capturando muchas de las fotografías y videos de cerca que desde entonces se han difundido por todo el mundo.
Los niños fueron llevados a un punto de recepción de emergencia en una zona segura, a unos cientos de metros del jardín infantil.
Todos resultaron ilesos, pero no puede haber duda sobre el peligro que enfrentaron.
EPA/Shutterstock
Los niños y sus maestras habían sido evacuados con seguridad a un refugio dentro del jardín infantil.
Un adulto que trabajaba cerca murió en el ataque y nueve más resultaron heridos, uno con quemaduras graves y otra con una amputación traumática de su pierna.
Para todos los rescatistas, me contó Fedir, existía la conciencia constante no solo de los riesgos de incendio, derrumbe y humo, sino de la posibilidad de otro ataque.
Se sabe que Rusia golpea el mismo objetivo dos veces, lo que los ucranianos ven como una estrategia deliberada para matar a trabajadores de emergencia.
El día después del ataque a la guardería, uno de estos llamados "golpes dobles" mató a un bombero y hirió a cinco de sus colegas en un pueblo a poca distancia de Kharkiv.
EPA
Todas las habitaciones del jardín infantil fueron dañadas por el ataque del dron.
Ucrania cree que Rusia ha recurrido a objetivos civiles por desesperación ante su incapacidad para lograr avances significativos en el campo de batalla.
Tanto Oleksandr como Fedir dicen que lo que vieron en el jardín infantil ha hecho poco para cambiar su visión del enemigo.
"Desde el principio solo tengo un sentimiento, que debemos pasar por todo esto y ganar," me dijo Oleksandr.
Le pregunto qué tipo de futuro envisa para las 48 jóvenes vidas que ayudó a salvar.
"Por supuesto, solo vidas buenas y felices," respondió. "Pero no solo para nuestros niños. Me gustaría que todos los niños vivan en paz."