Tras casi dos décadas de matrimonio, Nicole Kidman y Keith Urban han decidido separarse, y se comenta que la actriz está enfocándose en una nueva etapa vital. Uno de los lugares a los que podria regresar es Mallorca, isla que le causó una honda impresión durante una estancia en 2023. Mientras residía allí para el rodaje de Lioness, Kidman descubrió Valldemossa, un pintoresco pueblo de la Serra de Tramuntana que sigue cautivando a visitantes de todo el mundo.
Valldemossa constituye una localidad de gran belleza enclavada en un valle a 437 metros sobre el nivel del mar, rodeada de olivares, encinares y los imponentes picos de la sierra mallorquina. Con sus calles empedradas, casas de piedra engalanadas con macetas y una atmósfera que parece detenida en el tiempo, no es de extrañar que este lugar fuera reconocido por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad por su paisaje cultural.
Uno de sus emblemas más icónicos es el Real Cartujo de Valldemossa, un monasterio cartujo del siglo XIV. Antaño residencia de la realeza española, posteriormente se convirtió en refugio para artistas, siendo los más célebres Frédéric Chopin y la escritora George Sand, quienes pasaron aquí el invierno de 1838-39. Los visitantes pueden recorrer el monasterio y sus museos, que albergan manuscritos originales, partituras y el mismísimo piano que Chopin utilizó durante su estancia.
Más allá del monasterio, Valldemossa ofrece un sinfín de atractivos culturales e históricos. Sobresalen la iglesia parroquial de Sant Bartomeu, de origen gótico con posteriores añadidos neoclásicos, y la casa natal de Santa Catalina Thomàs, patrona de Mallorca, que hoy acoge un pequeño museo. Los fuertes vínculos culturales y el legado artístico del pueblo lo convierten en un destino idóneo para el viajero que busca algo más que sol y playa.
Valldemossa es también un paraíso para los senderistas. Desde el pueblo parten rutas bien señalizadas que se adentran en la Serra de Tramuntana, como la famosa Ruta de Pedra en Sec (GR 221) y el Camí de s’Arxiduc, diseñado por el archiduque Luis Salvador de Austria. Ambas rutas brindan a los excursionistas vistas panorámicas excepcionales de los picos y valles circundantes, incluidos El Teix y Puig Caragolí.
Para quienes prefieran el mar, el Puerto de Valldemossa —una cala pequeña y tranquila a escasos kilómetros del centro— ofrece el lugar perfecto para disfrutar de la costa mediterránea lejos de las multitudes.
Una visita a Valldemossa estaría incompleta sin probar su dulce más característico: la coca de patata. Estos bollos esponjosos y dulces, elaborados con patata, azúcar y manteca, se deben degustar recién hechos en alguna panadería, preferiblemente acompañados de un chocolate caliente o un café. Los restaurantes de la zona también ofrecen una muestra de la cocina mallorquina tradicional, empleando productos frescos y de temporada procedentes de las huertas y granjas de los alrededores.
Valldemossa se encuentra a tan solo 17 kilómetros de Palma, lo que la convierte en una excursión ideal para realizar en coche o transporte público. La localidad cuenta con varios aparcamientos, incluyendo opciones en las afueras que permiten acceder al casco histórico dando un paseo. A pesar de su popularidad, Valldemossa conserva un encanto y una autenticidad notables, con un ritmo de vida pausado que contrasta con las zonas más masificadas de la isla.
