El pueblo en Mallorca donde hallarás un faro con casi 168 años de historia, erguido a 210 metros sobre el nivel del mar

Un municipio de Mallorca alberga uno de los faros más icónicos de las Baleares. El faro de Formentor, inaugurado en 1863 y con casi 168 años de historia, se alza majestuoso a 210 metros sobre el nivel del mar cerca de Pollensa, ofreciendo no solo un servicio esencial de señalización marítima sino también vistas incomparables del Mediterráneo. Su construcción comenzó en 1857, pero los desafíos logísticos en esta zona agreste y aislada hicieron que los primeros dos años y medio se dedicaran exclusivamente a abrir un camino especial para transportar los materiales.

Esta monumental tarea requirió el esfuerzo de más de 200 obreros, que trabajaban incluso domingos y festivos, lo que llevó al obispo de Mallorca a ordenar construir un altar en el lugar para que pudieran asistir a misa antes de comenzar la jornada. Tras superar numerosas dificultades, se erigió finalmente el faro con su torre de 22 metros y varias casas para los fareros, todo a una altura considerable, lo que le otorga el plano focal más alto de Mallorca.

Hoy, este faro histórico funciona con una señal solar controlada a distancia, mientras que las antiguas casas de los fareros se han convertido en instalaciones restauranteras para visitantes. El faro de Formentor se ubica en el municipio de Pollensa, conocido por su clima suave todo el año y sus impresionantes atractivos turísticos. Este enclave mallorquín ofrece playas y calas de aguas cristalinas, numerosas rutas montañosas para senderismo o ciclismo, y una rica oferta cultural que lo convierten en un destino muy valorado.

La península de Formentor, donde se encuentra el faro, es uno de los paisajes más fotografiados y descritos de Mallorca, junto al Cavall Bernat en Cala de Sant Vicenç, también dentro del término municipal de Pollensa. Esta zona ha servido históricamente de inspiración para numerosos artistas, cautivados por su extraordinaria belleza natural. Para llegar al faro, los visitantes deben recorrer una carretera sinuosa con vistas espectaculares a varias calas (Cala Figuera, Cala Murta y Cala en Gossalba), además del mirador del Colomer, desde donde se aprecia el islote homónimo.

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En el camino también se encuentra la torre de vigilancia Albercuix y el famoso Hotel Formentor, ubicado junto a una playa de aguas transparentes que completa este entorno idílico. Además del icónico faro, Pollensa cuenta con un casco histórico auténtico que conserva gran parte de su encanto original. Los visitantes pueden disfrutar de sus fiestas y tradiciones, que mantienen vivo el legado cultural de la isla.

La gastronomía local es otro gran atractivo, con numerosos establecimientos donde descubrir los sabores tradicionales mallorquines. El terreno privilegiado de la zona ha convertido a Pollensa en un destino ideal para los amantes del turismo deportivo. Montañas, senderos y litoral ofrecen el escenario perfecto para practicar senderismo, ciclismo, buceo o deportes acuáticos, brindando una alternativa al turismo clásico de sol y playa.

La combinación de patrimonio histórico, belleza natural, oferta gastronómica y oportunidades de turismo activo hacen de Pollensa un destino completo que atrae a visitantes de todo tipo, consolidándolo como uno de los municipios más atractivos del norte de Mallorca para quienes buscan una experiencia turística auténtica y variada en cualquier época del año.