Soler subrayó que los trasvases de agua ya se están restringiendo por razones ambientales y de sostenibilidad, y que aferrarse al pasado no resuelve los retos venideros.
TORREVIEJA. El Partido Socialista Obrero Español (PSOE) de Torrevieja ha acusado al Partido Popular (PP) de ejercer una “ficción política” en el debate sobre una potencial nueva planta desalinizadora, recalcando que la ubicación de la infraestructura aún no se ha determinado. Según el PSOE, la decisión final se guiará por criterios técnicos y por la Confederación Hidrográfica, no por especulaciones partidistas.
Para los socialistas, la discusión no es política, sino de garantizar la seguridad hídrica ante el cambio climático. La portavoz Bárbara Soler enfatizó que los expertos y la Unión Europea han advertido reiteradamente sobre sequías cada vez más frecuentes y severas en España. En este contexto, el agua desalada debe verse no como un sustituto de los trasvases, sino como un complemento necesario.
Soler recalcó que los trasvases de agua ya se están limitando por motivos medioambientales y de sostenibilidad, y que empeñarse en el pasado no resuelve los desafíos futuros. “Negar esta realidad es hacer la vista gorda,” afirmó, añadiendo que la desalinización forma parte de una estrategia europea más amplia para la resiliencia hídrica en los países mediterráneos.
El PSOE también respondió a las críticas sobre el impacto ambiental de las salmueras. Destacaron que las plantas actuales operan bajo estrictas legislaciones europea y española, son mucho más eficientes y sostenibles que las construidas hace dos décadas y están integradas en los planes nacionales de adaptación. “Presentar la desalación como una amenaza ambiental es engañoso y obsoleto,” señaló Soler.
Más allá de asegurar el suministro, los socialistas arguyeron que la desalinización representa una inversión estratégica: genera empleo, fortalece al sector agrícola, garantiza el abastecimiento urbano y protege a las comunidades de la incertidumbre climática. Rechazar esta infraestructura, dijeron, es miope y compromete la estabilidad de familias, agricultores y empresas.
El PSOE también cuestionó el modelo urbanístico del PP, apuntando a informes de empresas suministradoras que advierten de agua insuficiente para los macroducenciamientos promovidos por los conservadores. “Sin la primera desalinizadora—a la que una vez se opusieron—Torrevieja ni siquiera dispondría de recursos para sostener el crecimiento actual,” afirmaron.
Para los socialistas, el debate consiste en asegurar un futuro sostenible. “Sin agua de riego, no hay agricultura; sin agricultura, no hay economía ni empleo. El agua es un tema demasiado serio como para utilizarlo como arma partidista,” concluyeron. “Una planta desalinizadora no es un castigo; es un salvavidas para esta tierra y para las generaciones venideras.”
