Un reciente estudio español advierte que, de ocurrir hoy un terremoto similar al que asoló Torrevieja en 1829, el impacto sería catastrófico debido al incremento dramático de la población y el turismo en la costa. Desde entonces, la población ha crecido más de un 500%.
En 1829, fallecieron cerca de 400 personas. Según el nuevo estudio, con la demografía actual, un sismo de magnitud comparable podría causar unos 5.000 muertos con un 60% de probabilidad, mientras que en temporada alta el número de víctimas mortales podría ascender a 11.000. Las pérdidas económicas se estiman en unos 100.000 millones de euros.
Los científicos españoles llegaron a estas cifras introduciendo datos geológicos y demográficos en la misma herramienta utilizada por el Servicio Geológico de los Estados Unidos, la cual, afirman, ayuda a prepararse para desastres “que sabemos que volverán a ocurrir, aunque ignoremos cuándo”.
El terremoto de 1829 fue especialmente devastador porque el suelo literalmente se tragó los edificios en un proceso conocido como licuefacción, y todos los puentes sobre el río Segura colapsaron, haciendo casi imposibles las labores de rescate. “Por eso es crucial establecer rutas de acceso y evacuación claras para los servicios de emergencia, especialmente en una zona con un desarrollo urbano y turístico insostenible, que según los expertos incrementa la vulnerabilidad en un 400%”, declaró Bárbara Soler, portavoz socialista.
El informe enfatiza que la asistencia internacional sería necesaria en todos los escenarios, y que en muchos casos, España enfrentaría pérdidas humanas y económicas para las que el país “no está preparado”.
Soler publicó un video en redes sociales cuestionando las medidas que ha tomado el Ayuntamiento de Torrevieja:
¿Se ha realizado un estudio sísmico para la ciudad?
¿Existe un mapa que señale los edificios vulnerables para su monitorización y refuerzo según la normativa sismorresistente actual?
¿Hay una estrategia de prevención y respuesta que eduque a la ciudadanía sobre cómo actuar para protegerse?
Estas preguntas se plantearon en una reciente sesión plenaria, y Soler calificó la respuesta como “preocupante”.
Según el PSOE, el consistorio, gobernado por el PP, respondió que se han impartido charlas sobre terremotos y que existen dos sismógrafos —como en casi cualquier ciudad sísmica—. Añadieron que recientemente se aprobó un Plan de Riesgo Sísmico (aunque era obligatorio), que se realizan simulacros y talleres en colegios, y que el ayuntamiento colabora con la asociación Ars Creatio. “Este grupo hace una labor excelente, pero las iniciativas culturales no pueden considerarse prevención real frente al riesgo sísmico”, replicó Soler.
El PP también reconoció que queda mucho por hacer —incluyendo actualizar el mapa de riesgo sísmico, mejorar la coordinación entre instituciones, continuar con campañas de concienciación pública e implantar un sistema de alerta temprana—. “Es decir, todo el trabajo clave sigue sin estar completado”, criticó.
Concluyó: “El Partido Popular se centra en alimentar un crecimiento poblacional descontrolado, para el cual incluso los servicios e infraestructuras actuales son insuficientes. Desafortunadamente para la gente, no han aprendido nada: ni de este estudio, ni de las inundaciones, ni de los incendios forestales, ni del COVID, ni de la gestión de emergencias en general”.
