Patricia Whitehorne
BBC News
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El título de Wimbledon fue el tercero de los Grand Slam de Arthur Ashe
Hace cincuenta años, Arthur Ashe logró algo increíble: venció las espectativas y se convirtió en el primer hombre negro en ganar la final masculina de Wimbledon al derrotar al estadounidense Jimmy Connors. Pero él no quería que eso definiera su vida.
Su lucha contra la discriminación racial era lo que más le importaba, y Sudáfrica bajo el apartheid se convirtió en uno de sus campos de batalla.
"No quiero que me recuerden solo por haber ganado Wimbledon… Acepto el reconocimiento, pero no es lo más importante en mi vida, ni de cerca", dijo en una entrevista con la BBC un año antes de su muerte en 1993.
Aún así, su victoria en la pista central el 5 de julio de 1975 fue aclamada como uno de esos momentos deportivos que dejaron a todos sin aliento, fueran o no fanáticos del tenis. Hoy se conmemora con una exhibición especial en el museo de Wimbledon.
Ashe, ya en sus 30s, era alto, sereno y de temperamento calmado. Connors, 10 años menor y defensor del título, era agresivo y a menudo descrito como "maleducado".
Sus logros y habilidades en la cancha igualaban su activismo fuera de ella.
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La victoria de Ashe en Wimbledon fue un momento icónico en el deporte
A principios de los 70, Sudáfrica le negó repetidamente el visado para viajar al país con otros tenistas estadounidenses. El gobierno de minoría blanca había legalizado el apartheid en 1948.
Las autoridades dijeron que lo excluían por su "antagonismo general" y sus críticas abiertas. Pero en 1973 cedieron y le dieron el visado para jugar el Abierto de Sudáfrica, uno de los torneos más importantes de la época.
Fue su primer viaje allí, y aunque exigió que el estadio admitiera a espectadores negros y blancos, generó rechazo entre activistas anti-apartheid en EE.UU. y parte de la comunidad negra sudafricana.
El periodista Richard Evans, amigo de Ashe, recuerda que él estaba "dolorosamente consciente" de las críticas, pero quería ver con sus propios ojos cómo vivía la gente.
"Sentía que siempre le preguntaban sobre Sudáfrica sin haber estado. Decía: ‘¿Cómo puedo opinar de un lugar que no conozco? Tengo que verlo y juzgar.’"
En Soweto, Ashe dio clínicas de tenis para niños. Mark Mathabane, entonces un joven de 13 años, viajó en tren para verlo.
"Para nosotros, él era ‘Sipho’, un regalo de Dios", dijo Mathabane.
Ashe regresó varias veces y en 1976 ayudó a crear el Centro de Tenis Arthur Ashe en Soweto. Aunque fue vandalizado durante protestas estudiantiles, años después fue renovado y reinaugurado por su viuda.
Hoy tiene 16 canchas y programas de desarrollo. Su meta es formar campeones, y leyendas como Serena y Venus Williams han dado clínicas allí.
Más allá del tenis, el centro busca inspirar liderazgo y autoconfianza.
"Estamos formando jóvenes líderes", dice Masodi Xaba, empresaria y miembro de la junta.
Ashe pasó de creer en el diálogo a apoyar el boicot deportivo contra Sudáfrica. Habló en la ONU y el Congreso de EE.UU., y su arresto en una protesta en 1985 dio visibilidad global a la causa.
Murió en 1993, sin ver el fin del apartheid. Pero su legado sigue vivo, no en sus títulos, sino en su lucha por la igualdad.
"Él me liberó mentalmente, me mostró posibilidades", dice Mathabane.
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