El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, solicita la prohibición de Israel en competiciones deportivas y reafirma su «admiración» por los manifestantes de la Vuelta.

El presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, ha reiteradoo su respaldo a los miles de manifestantes pro Palestina que forzaron la cancelación de la etapa final de la Vuelta a España —el equivalente hispano al Tour de Francia—.

Al hablar el día después de que el gran final de la Vuelta fuera suspendido tras estimarse que unas cien mil personas colapsaron Madrid y bloquearon la línea de meta, Sánchez exhortó a que Israel sea excluido de futuras competiciones deportivas, aparentemente impertérrito ante las severas críticas de sus oponentes políticos.

Previo a la etapa dominical, Sánchez expresó en Málaga su «absoluto respeto y admiración… hacia el pueblo español que se mobiliza por causas justas como la palestina», después de que manifestantes interrumpieran múltiples jornadas de la carrera de tres semanas debido a la participación del equipo Israel Premier-Tech, propiedad de un magnate israelí-canadiense vinculado a Benjamin Netanyahu.

Los comentarios fueron aprovechados por la oposición conservadora del Partido Popular (PP) y el ultraderechista Vox, quienes acusaron a Sánchez de sembrar el desorden que obligó a los organizadores a suspender la última etapa de 104 km y dejó a 22 agentes policiales heridos.

Pero al hablar el lunes, Sánchez se mostró firme en sus críticas hacia Israel y pidió a los organismos rectores que excluyan al país del deporte internacional por su ofensiva militar en Gaza.

«Creo que el debate iniciado tras lo ocurrido ayer en Madrid debe ampliarse y extenderse a todos los rincones del mundo», declaró.

«Ya está ocurriendo en algunas partes del mundo y hemos visto cómo gobiernos europeos afirman que, mientras continúe la barbarie, Israel no puede usar plataformas internacionales para blanquear su presencia.»

«Y considero que las organizaciones deportivas deben preguntarse si es ético que Israel siga participando en competiciones internacionales.»

El domingo, Sánchez afirmó: «Hoy termina la Vuelta y mostramos nuestro absoluto respeto y reconocimiento a los deportistas.»

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«Pero también nuestra admiración hacia el pueblo español que se moviliza por causas justas como Palestina. Hoy España brilla como ejemplo y orgullo. Es un referente para la comunidad internacional al dar un paso adelante en defensa de los derechos humanos.»

Las declaraciones de Sánchez fueron criticadas por Alberto Núñez Feijóo, líder del PP, quien acusó al presidente y líder socialista de «estar orgulloso del comportamiento de esos pocos que mostraron su apoyo a Gaza lanzando vallas contra agentes de la Policía Nacional».

«Defiendo la libertad de expresión, siempre que no conlleve violencia o disturbios. El Gobierno ha permitido e inducido la no finalización de la Vuelta, y por tanto, una verguenza internacional televisada a todo el mundo», añadió.

Otros políticos del PP —el equivalente español al Partido Conservador británico— aseguran que Sánchez utiliza la causa palestina para desviar la atención de casos de presunta corrupción que empañan a su círculo íntimo, incluyendo a su esposa, hermano y antiguo brazo derecho.

Isabel Díaz Ayuso, la beligerante alcaldesa madrileña del PP, afirmó que las protestas proyectaron una imagen de la capital española como «un Sarajevo en guerra» y de «una ciudad donde se persigue a los judíos».

«Cuando el presidente de la nación alienta el boicot a la Vuelta a España en su propia capital, se hace directamente responsable de cada incidente, ya sea la paralización de la carrera o un solo altercado», escribió en X.

En respuesta, el ministro de Derechos Sociales, Pablo Bustinduy, afirmó que al PP «le importan más unas vallas que decenas de miles de personas asesinadas en Gaza».

Las declaraciones de Sánchez también fueron criticadas por el canciller israelí, Gideon Sa’ar, quien tildó al presidente y su gobierno de «comunistas» y «verguenza para España» en redes sociales.

La semana pasada, el gobierno israelí anunció que prohibiría la entrada al país a la ministra de Juventud, Sira Rego, y a la vicepresidenta Yolanda Díaz por sus críticas a su actuación en Gaza.

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La medida se produjo después de que Sánchez desvelara una serie de iniciativas para presionar al gobierno de Netanyahu sobre su actividad militar en Gaza, incluyendo un embargo de armas.

«España, como saben, no tiene bombas nucleares, ni portaaviones, ni grandes reservas de petróleo. Solos no podemos detener la ofensiva israelí. Pero eso no significa que dejaremos de intentarlo. Porque hay causas por las que vale la pena luchar, incluso si ganarlas no está en nuestro poder exclusivo», afirmó Sánchez.

Las declaraciones fueron duramente criticadas por el gobierno israelí, con Netanyahu tachando la referencia a las bombas nucleares de «irresponsable e incendiaria» y una «flagrante amenaza genocida» contra Israel.

En otros acontecimientos, España ha rescindido un contrato de casi 700 millones de euros para lanzacohetes diseñados por Elbit Systems, una empresa israelí.

El contrato, adjudicado a un consorcio de empresas españolas en octubre de 2023, concernía la compra de 12 sistemas lanzacohetes SILAM, según el informe Military Balance del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos sobre capacidades militares globales.

La medida se produce después de que Sánchez anunciara la prohibición de venta o compra de equipamiento militar con Israel como parte de su paquete de medidas para detener lo que su gobierno ha calificado como «el genocidio en Gaza».

El representante de Israel para Eurovisión 2025, Yuval Raphael —superviviente de los ataques del 7 de octubre— ganó la votación pública en España, pero el país boicoteará la próxima edición del festival si Israel participa. Créditos: Cordon Press

En otro ámbito, la televisión pública española, RTVE, ha votado a favor de retirarse del Festival de Eurovisión de 2026 a menos que la Unión Europea de Radiodifusión (UER) —organizadora y productora del inmensamente popular concurso anual de canciones— expulse a Israel.

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La posibilidad de que el próximo año el concurso se celebre sin España fue sugerida inicialmente la semana pasada por el ministro de Cultura, Ernest Urtasun, y ahora el consejo de RTVE ha optado, por diez votos a cuatro, por unirse a Países Bajos, Eslovenia, Islandia e Irlanda en el compromiso de boicotear la competición si no se toman medidas para excluir a Israel.

España es el primer país del ‘Big Five’ en amenazar con un boicot —denominación que reciben España, Reino Unido, Alemania, Francia e Italia, las cinco naciones que aportan la mayor parte de la financiación y disfrutan de clasificación automática a la gran final del evento anualmente.

El año pasado, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, acusó a la UER de perpetuar un ‘doble rasero’ al permitir que Israel compitiese.

Sánchez comparó la situación con la de 2022, cuando Rusia fue expulsada del festival tras invadir Ucrania.

«Nadie se llevó las manos a la cabeza cuando comenzó la invasión rusa de Ucrania hace tres años y se les pidió que abandonasen las competiciones internacionales y también que no participasen, como hemos visto recientemente, en Eurovisión. Por lo tanto, Israel tampoco debería hacerlo», afirmó Sánchez.

Añadió: «No se debería permitir a Israel [participar] porque lo que no podemos consentir es que haya dobles estandares».

España ha sido una de las voces más destacadas en contra de la actividad militar israelí en Gaza, que comenzó tras el asesinato de más de 1.200 israelíes por terroristas de Hamás el 7 de octubre de 2023.

Según cifras del Ministerio de Sanidad del territorio, al menos 64.000 personas han muerto en Gaza desde el inicio del conflicto.

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