El Papa nombra a un obispo chino mientras mantiene el histórico acuerdo entre el Vaticano y Pekín

El Papa León XIV ha nombrado al primer obispo chino de su pontificado, señalando que continuará un acuerdo histórico que busca mejorar las relaciones entre el Vaticano y China.

Ambas partes han celebrado el nombramiento del obispo auxiliar de Fuzhou, Joseph Lin Yuntuan, como una confirmación de su compromiso con el acuerdo de 2018, alcanzado bajo el fallecido Papa Francisco.

El acuerdo permitió a las autoridades chinas tener cierta influencia en la elección de obispos, pero su contenido nunca fué revelado completamente al público.

Pekín insiste en que el estado debe aprobar los nombramientos de obispos en China, lo cual va en contra de la postura de la Iglesia Católica, que afirma que es una decisión papal.

En China hay alrededor de 10 millones de católicos.

Actualmente, estos enfrentan la elección de asistir a iglesias aprobadas por el gobierno o adorar en congregaciones clandestinas que han jurado lealtad al Vaticano.

El miércoles, el Vaticano declaró que el ministerio de Yuntuan había sido "reconocido" por la ley china.

"Este evento representa un fruto más del diálogo entre la Santa Sede y las autoridades chinas y es un paso importante en el camino de comunión de la Diócesis", dijo el Vaticano.

Cuando se le preguntó sobre el nombramiento, el portavoz del ministerio de exteriores, Lin Jian, dijo que esto demostraba cómo el acuerdo de 2018 se había implementado "sin problemas", según medios estatales.

China está dispuesta a trabajar con el Vaticano para seguir mejorando relaciones, añadió.

El nombramiento del Papa muestra una "voluntad de apoyar la reconciliación en lugar del antagonismo", dijo Michel Chambon, investigador del Asia Research Institute en Singapur, a la agencia Reuters.

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En septiembre de 2018, el Papa Francisco reconoció a siete obispos nombrados por China. El Vaticano también reconoció póstumamente a un octavo obispo que había fallecido el año anterior.

China cortó relaciones diplomáticas con la Santa Sede en 1951, y muchos católicos fueron forzados a practicar en secreto durante el mandato de Mao Zedong, reapareciendo solo en los años 80 cuando se permitieron nuevamente las prácticas religiosas.