La sorprendente historia de Couto Mixto, un microestado sin litoral enclavado entre España y Portugal.
La diminuta república de Couto Mixto o Couto Misto se situaba entre las localidades de Montalegre, al norte de Portugal, y Ourense, en la región gallega de España.
Comprendía las aldeas de Santiago de Rubiás, Rubiás y Meaus, todas ellas en territorio español en la actualidad, y abarcaba aproximadamente 27 km².
Cualquiera podría atravesar esta zona de Galicia y adentrarse en Portugal sin percatarse de que circulaba por una antigua nación.
Hoy en día, solo perduran varias pequeñas aldeas escasamente pobladas y rebaños de vacas que pastan libremente junto al río Salas.
La nación independiente de Couto Mixto se encontraba entre la región gallega de España y Portugal. Fuente: Google Maps
Los historiadores no tienen certeza absoluta sobre cuándo se constituyó Couto Mixto como estado, pero se estima que fue entre los siglos X y XII.
Algunos expertos sostienen que su creación derivó de la firma del Tratado de Zamora el 5 de octubre de 1143. Dicho acuerdo entre dos Alfonsos —Alfonso I de Portugal y Alfonso VII de León— dejó inexplicablemente fuera una porción de tierra demasiado insignificante como para disputarla, pero lo suficientemente grande para erigirse en república.
Otra hipótesis postula que se creó en la Edad Media como un lugar donde los prisioneros podían cumplir sus condenas, repoblando así territorios tras la ocupación musulmana.
Mientras, la tradición oral habla de una leyenda sobre una princesa exiliada que se refugió en la región y fue protegida por sus habitantes. En agradecimiento, la princesa les concedió la libertad para autogobernarse.
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Con independencia de su origen, Couto Mixto mantuvo su soberanía durante unos 700 años e incluso contaba con su propia bandera e himno nacional.
Los habitantes de Couto Mixto disfrutaban de privilegios inusuales en comparación con los de España y Portugal: exención de impuestos y del servicio militar, libertad para comerciar y cultivar, y escasas regulaciones agrarias, lo que propició un próspero comercio tabaquero.
Sus ciudadanos poseían además el derecho a elegir su nacionalidad, pudiendo optar por la española, la portuguesa o ambas.
El país de Couto Mixto que una vez existió entre España y Portugal. Foto: Fabio Mendes / Wikimedia Commons
Estos privilegios lo convirtieron en un refugio para prófugos y perseguidos, hasta el punto de que algunos historiadores consideran que este fue el motivo fundacional del territorio.
Debido a la relajación de las normas comerciales y a la libertad de cultivo, Couto Mixto se convirtió en un enclave destacado para el contrabando. Una ruta, conocida como Caminho Privilegiado o Sendero Privilegiado, conectaba las aldeas del estado con la localidad portuguesa de Tourém; en ella no había guardias fronterizos ni se podían incautar mercancías. Además, a nadie se le podía detener por contrabandear en dicha ruta.
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Ello no significa que Couto Mixto fuera un estado sin ley; al contrario, poseía su propia forma de democracia.
No estaba gobernado por reyes ni señores feudales, sino que estaba presidido por un juez elegido cada tres años y apoyado por delegados en cada aldea. También había un párroco local que ejercía las funciones de sheriff para ejecutar las órdenes.
Couto Mixto perduró hasta mediados del siglo XIX, cuando fue finalmente absorbido por sus dos países vecinos en virtud del Tratado de Lisboa de 1864. Dicho tratado pretendía poner fin al contrabando y a las bandas locales que se habian formado. La mayor parte de su territorio pasó a España, a la actual Galicia, mientras que una pequeña franja se integró en Portugal, en el concejo de Montalegre.
El penúltimo juez de Couto Mixto fue Delfín Modesto Brandán, cuya estatua puede contemplarse hoy en el atrio de la iglesia de Santiago, así como en la aldea de Calvos de Randín, donde antaño existió este microestado.
