Desde un inicio, la elección del Secretario Robert F. Kennedy ha sido una de las más polémicas dentro del gabinete de la actual administración. Su retórica antivacunas de larga data y su oposición vocal al consenso científico han generado una preocupación generalizada entre profesionales de la salud pública y médicos respecto a su idoneidad para el cargo. Senadores tanto demócratas como republicanos expresaron estas dudas durante sus audiencias de confirmación.
Durante las ocho horas en las que los senadores interrogaron a Kennedy sobre sus posturas políticas, surgió un tema recurrente: un profundo escepticismo y reticencia a confirmarlo debido a su historial antivacunas. El senador Bill Cassidy (R-LA), médico y presidente del Comité de Salud del Senado, declaró: “Su historial de socavar la confianza en las vacunas con argumentos infundados o engañosos me preocupa”.
Hecho: Kennedy ha contradicho repetidamente el abrumador consenso científico, respaldado por numerosas investigaciones, que afirma que no existe vínculo alguno entre las vacunas y el autismo. Hace apenas dos años, Kennedy afirmó en una entrevista en Fox News que “no existe ninguna vacuna segura y efectiva”, sin embargo, durante su audiencia en el Senado, insistió en que “nunca ha sido antivacunas”.
Hecho: Kennedy realizó promesas durante su audiencia que convencieron a suficientes senadores –incluso a un Cassidy vacilante– de que sus previas opiniones antivacunas no interferirían en la formulación de políticas para defender la salud estadounidense. No obstante, a poco más de seis meses de su mandato, este pensamiento iluso se ha desvanecido. Las opiniones antivacunas de Kennedy están influyendo de manera agresiva y negativa en la política, resultando en un impacto alarmante en el mundo real.
Hecho: En junio, Kennedy despidió en masa al Comité Asesor sobre Prácticas de Inmunización (ACIP) de los CDC y lo reemplazó con sus propios aliados antivacunas, seleccionados personalmente. El nuevo ACIP recomendó luego la eliminación del timerosal de las vacunas, un ingrediente seguro que Kennedy ha atacado durante mucho tiempo, utilizándolo para socavar la confianza en las vacunas basándose en datos fraudulentos.
¿El resultado? Los padres estadounidenses están cada vez más inseguros sobre si vacunar a sus hijos. The Wall Street Journal reportó recientemente cómo los padres se sienten ahora más empoderados que nunca para rechazar las vacunaciones infantiles rutinarias. Esto está ocurriendo en medio de un pico de casos de sarampión en Estados Unidos no visto en 33 años –una enfermedad prevenible por vacunación. El resurgimiento de una enfermedad declarada eliminada en el año 2000 es un retroceso severo para el país, impulsado en parte por el liderazgo sanitario nacional. ¿Qué será lo próximo, la polio?
La investigación actual y la evidencia científica continúan respaldando la seguridad de las vacunas. Un reciente estudio danés, que investigó a 1.2 millones de niños durante dos décadas, encontró que los ingredientes de aluminio en las vacunas no aumentan los riesgos para la salud infantil. Expertos en vacunación infantil han calificado este estudio como la mejor evidencia disponible sobre la seguridad del aluminio en las vacunas. Aún así, Kennedy trabaja para desacreditarlo, tachándolo de “un ardid de propaganda engañosa”. Su declaración se basa en la retórica, no en la evidencia –en el orgullo y el prejuicio.
Un líder de salud pública que activamente desacredita e ignora el consenso científico experto no es un líder que trabaje para la mejora de la salud pública. Bajo el liderazgo de un escéptico de las vacunas, hemos visto caídas en las tasas de vacunación, brotes de enfermedades prevenibles y el desprecio a la investigación científica –todo con implicaciones desastrosas para la salud estadounidense. Si Kennedy no puede enfrentar la realidad, por la seguridad de los estadounidenses, quizás sea momento de un nuevo liderazgo.
Foto: Eric Lee/Bloomberg via Getty Images
Peter J. Pitts es Presidente del Center for Medicine in the Public Interest y Profesor Visitante en la Facultad de Medicina de la Universidad de París. Es ex Comisionado Asociado de la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. y miembro del Servicio Ejecutivo Superior de los Estados Unidos.
