Apagón en la ciudad. Crédito: Alexandra_Koch, Pixabay
La Agencia Internacional de la Energía (AIE) ha publicado su Perspectiva Mundial de la Energía 2025, advirtiendo que la demanda eléctrica global está aumentando más rápido de lo previsto debido al auge de los vehículos eléctricos, los centros de datos y la electrificación de las industrias.
El informe también subraya la creciente desigualdad energética y la necesidad urgente de inversión en redes y financiación para energías limpias.
El análisis principal de la AIE traza tres escenarios: el Escenario de Políticas Actuales (CPS), el Escenario de Políticas Declaradas (STEPS) y el Escenario de Emisiones Netas Cero (NZE).
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Las economías emergentes impulsan la demanda, pero persiste la desigualdad
Bajo el Escenario ACCESS de la AIE, se podría alcanzar el acceso universal a la electricidad para 2035, y el acceso a cocinas limpias para 2040, lo que potencialmente reduciría 1,25 gigatoneladas de emisiones equivalentes de CO₂ anuales y disminuiría las muertes prematuras por contaminación del aire doméstico en casi dos tercios.
Sin embargo, 730 millones de personas aún viven sin electricidad, y 2.000 millones dependen de métodos de cocina contaminantes. La AIE advierte de que “el mundo no está en camino de cerrar esta enorme brecha” sin una inversión nueva y significativa.
Lograr el acceso universal requeriría aproximadamente 23.000 millones de USD anuales para electricidad y 4.000 millones anuales para cocinas limpias – cantidades módicas en comparación con el gasto energético mundial, pero cruciales para el desarrollo humano.
La demanda de combustibles fósiles se desacelera
En el CPS, la demanda de petróleo y gas sigue creciendo hasta mediados de siglo, mientras que el carbón alcanza su punto máximo antes de 2030. En el escenario STEPS, el uso del carbón disminuye antes y la demanda de petróleo se estabiliza a finales de esta década. El gas natural se mantiene resiliente hasta la década de 2030, impulsado por nuevas exportaciones de GNL que alivian los precios.
En contraste, el Escenario NZE (alineado con el Acuerdo de París) prevé que la capacidad renovable se cuadruplique para 2035, la eficiencia energética aumente un 4% anual y las emisiones de metano se reduzcan en un 80%.
Las emisiones globales de CO₂ relacionadas con la energía, que alcanzaron 38 gigatoneladas en 2024, descenderían a 18 gigatoneladas para 2035 en la trayectoria NZE, limitando el aumento de la temperatura a 1,65 °C para mediados de siglo antes de volver gradualmente por debajo de 1,5 °C para 2100.
Centros de datos e inteligencia artificial
La demanda eléctrica de la IA y los centros de datos representa menos del 10% del crecimiento mundial, pero una proporción mucho mayor en Estados Unidos y Europa. Se prevé que la demanda máxima de energía aumente un 40% para 2035, lo que supone un reto para redes que no fueron diseñadas para tales picos de carga.
Taryn Fransen, Directora de Investigación Global del Centro Polsky de WRI, declaró que el informe “muestra tanto las oportunidades como los riesgos de la transición energética global”.
“Los sistemas eléctricos podrían tener dificultades para seguir el ritmo – pero con una inversión inteligente en transmisión, almacenamiento y eficiencia, este desafío podría convertirse en una oportunidad”, comentó al World Resources Institute.
Fransen instó a los responsables políticos a collaborar con los grandes consumidores de electricidad, como las empresas tecnológicas que operan centros de datos, advirtiendo que sin coordinación, “los hogares se enfrentarán a facturas más elevadas y más apagones”.
Minerales críticos y riesgos en la cadena de suministro
Un tema nuevo e importante este año es la seguridad del suministro de minerales críticos, que sustentan las tecnologías renovables y de baterías. La AIE señala que la minería sigue estando muy concentrada en unos pocos países, lo que crea vulnerabilidad ante shocks del mercado.
La agencia aboga por una “minería responsable, un mejor reciclaje y un diseño circular” para reducir la presión sobre las cadenas de suministro – especialmente cuando se proyecta que la inversión en la transición energética alcanzará los 4,8 billones de USD (4,42 billones de euros) anuales para 2035, frente a los 3,3 billones (3,04 billones de euros) actuales.
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