Miami Gardens, Florida – ceremonia inaugural.
Crédito: FIFA, Facebook.
La Copa Mundial de Clubes, el nuevo torneo élite de la FIFA, ha arrancado en Miami, marcando un hito histórico para el fútbol. El presidente Gianni Infantino lo calificó como un “cambio de juego”.
Pero no todos están convencidos. Pese a un año de críticas e incertidumbre, el torneo, disputado en 11 ciudades estadounidenses, comenzó con una lujosa ceremonia en el Hard Rock Stadium, donde el Inter Miami de Lionel Messi empató 0-0 con el Al Ahly.
Infantino, figura poderosa en el fútbol global, impulsó esta ambiciosa expansión: de un modesto torneo de 7 equipos a uno de 32, buscando rivalizar con la Champions League y la Premier en prestigio y, claro, ingresos.
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Grandes obstáculos para la Copa Mundial de Clubes
El evento ya enfrenta desafíos: disputas legales en Europa, amenazas de huelga de jugadores y preocupaciones por el agotamiento de estrellas que deberían estar de vacaciones. Críticos cuestionan el exceso de la FIFA, tradicionalmente enfocada en selecciones, y su impacto en ligas domésticas. Pero la visión de Infantino prevaleció: su nombre aparece dos veces en el trofeo de Tiffany & Co., que se entregará el 13 de julio.
Ahora es un evento cuadrienal fijo, con equipos como el PSG ya clasificados para 2029. Luis Enrique, su técnico, cree que se convertirá en una competición clave.
Aunque el fútbol es global, los torneos de clubes han sido continentales, por lo que esta Copa Mundial ampliada es un giro radical. Pero hay escepticismo sobre el apetito de los aficionados por otro torneo en un calendario ya saturado. El partido inaugural llenó 60.000 localidades, aunque precios desde $349 plantean dudas sobre su accesibilidad. El tiempo dirá si cumple las promesas de Infantino o se vuelve un añadido polémico.
Por ahora, su lanzamiento exitoso refuerza su influencia, aunque el debate sobre su necesidad y impacto sigue abierto.