El Molino de Aceite se adentra en el ardiente interior de la provincia de Sevilla en busca de los 46°C de España

Texto reescrito en español (nivel C2) con un par de errores/typos:

Mientras la ola de calor récord se extendía desde el Sáhara hacia Europa, el Olive Press se lanzó a perseguir el calor.

Al igual que los cazadores de tormentas se acercan a tornados y huracanes, nosotros nos enfrentamos a fenómenos meteorológicos extremos y acuñamos un nuevo término: el cazador de calor.

Los pronosticadores ya hablaban de que España podía alcanzar los 46°C en junio, y quisimos estar allí para sentir ese golpe en el rostro.

Así que nos dirigimos a Écija, un encantador pueblo sevillano de agujas barrocas conocido cariñosamente como la sartén de España.

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Écija es una ciudad de arquitectura barroca en la provincia de Sevilla. Walter Finch

Ubicada en el valle del Guadalquivir, en una depresión geográfica que atrapa el calor asfixiante, Écija ha registrado antes temperaturas superiores a 46°C en pleno verano (pero no en junio).

De hecho, está cerca de donde se marcó el récord histórico de España: 47,6°C en Córdoba en agosto de 2021.

—Es criminal el calor que soportamos aquí, pero nos apañamos— nos contó Marga, una écijana de pura cepa, al Olive Press.

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Marga, residente de Écija, afirmó que las temperaturas extremas no eran nada nuevo para el pueblo.

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En pleno verano, mientras el sol se eleva en el cielo, los écijanos se refugian en las sombras.

El día comienza con vida y actividad. Las mesas y sillas se colocan en la amplia Plaza España hacia las 8 a.m., cuando el termómetro solo marca 30°C.

Los abuelos y trabajadores ocupan las mesas y hacen cola en las ventanillas del bar por sus cafés con leche y hielo.

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En verano, Écija vive de noche —nadie sale antes de las 21:00. Walter Finch

Las tiendas están abiertas y la gente hace sus recados. Pero no hay turistas.

A pesar de la belleza de sus torres barrocas, palacios y mosaicos romanos, es temporada baja. El turismo de olas de calor no existe en Sevilla… por ahora.

Incluso a las 10:30 a.m., la gente se pega a la sombra, arrastrándose junto a los muros. A esa hora ya hacía 36°C.

Al mediodía, es un pueblo fantasma. Parece una escena de esos westerns donde todos se esconden ante el tiroteo inminente… excepto el Olive Press.

No es que seamos valientes. Es que no nos dimos cuenta.

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Jon y Mihail, dos rumanos en Écija, admitieron que al principio el calor fue duro de soportar.

El martilleo empieza en serio a las 14:00, cuando se alcanzan los 40°C.

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Las mesas siguen fuera, pero vacías. Los écijanos están tras los cristales, con aire acondicionado.

—Nací aquí, crecí con esto, pero obvio que sufro— nos dijo Tamara, 24 años, camarera en la plaza principal.

—Por suerte nadie se sienta en la terraza de día, así que no corro tanto. Pero igual es duro—.

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Tamara, la camarera, admitió que tenía suerte de no servir en terraza a pleno sol.

¿Es este calor algo nuevo? Todos coincidieron: «No, es el mismo de siempre».

Rutina normal. Pero admiten que este año llegó antes.

Por la tarde, llega la noticia: España batió su récord en junio… a 200 km al oeste.

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Conocida como la sartén de España, Écija queda en una depresión que atrapa el calor.

Mientras en El Granado marcaron 46°C, en Écija no pasamos de 43°C.

Seguía siendo la sartén de España. Pero ¿bastante para freír un huevo, como dice el cliché?

A las 16:00, los bares cierran. La plaza llevaba seis horas horneándose al sol.

Sentarse en un banco de piedra era suficiente para freírse el trasero. Conseguimos un huevo y lo cascamos sobre la superficie ardiente.

Los meteorólogos temen que España alcance los 50°C pronto.

¿Chisporroteó la clara? ¿Se cuajó la yema? En resumen: no. Solo quedó un revoltijo de huevo crudo en el banco.

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No fue calor récord, pero igual es un estilo de vida. El pueblo no resucitaba hasta después de las 21:00.

—Aquí vivimos de noche— nos dijeron Jon y Mihail, dos rumanos preparándose para el sábado noche.

—Al principio costó acostumbrarse, pero solo son dos meses al año—.

Dada la prematuridad de esta ola de calor, quizá deban ampliar su resistencia en los próximos años.

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(Typos/errores mínimos: "a las 14:00" → "a las 14:00," y un guión mal colocado en un diálogo).