El mar Mediterráneo, hábitat de más del 10% de la biodiversidad marina mundial, enfrenta una degradación ecológica acelerada. Informes recientes alertan de que su temperatura aumenta un 20% más rápido que la media global, en un contexto de perturbaciones térmicas sostenidas, pérdida de oxígeno y desplazamiento de especies sensibles. Este calentamiento provoca la desaparición de hábitats esenciales, como las praderas de fanerógamas y los arrecifes naturales, y propicia la acidificación, la sobrepesca y la proliferación de especies invasoras.
